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MARIA REINA y MADRE

Medjugorje

Medjugorje

MENSAJE DEL 25 DE ABRIL DEL 2009

 Los dias 25 de cada mes, Nuestra Señora deja un mensaje al mundo. Este es el ultimo:

"¡Queridos hijos! Hoy los invito a todos a orar por la paz y a testimoniarla en sus familias, a fin de que la paz se convierta en el tesoro más grande en este mundo sin paz. Yo soy su Reina de la Paz y su Madre. Deseo conducirlos por el camino de la paz que solamente proviene de Dios. Por eso, oren, oren, oren. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!"

Oraciones Marianas

Oraciones Marianas

Oración de San Simeón

OH santa y Soberana Madre de Dios,
Luz de mi alma en las tinieblas,
Tú eres mi esperanza, mi apoyo, mi consuelo,
Mi refugio y mi dicha.
Tú que hiciste nacer la verdadera luz de la inmortalidad;
Ilumina los ojos de mi corazón.
¡Tú que trajiste al mundo la fuente de la inmortalidad,
Dame la vida, pues el pecado me lleva a la muerte!
Madre de Dios misericordioso, ten piedad de mí
E indúceme al arrepentimiento de corazón,
A la humildad de pensamiento,
A la reflexión en el razonamiento.
Hazme digno hasta mi último suspiro
de ser santificado por esos misterios
Para que sanen mi cuerpo y mi alma.
Acuérdame las lágrimas de penitencia,
Para que te cante y glorifique todos los días de mi vida,
Tú bendita por los siglos de los siglos.

 

Roguemos a María

Oración de Santo Tomás de Aquino a la Santa Virgen María

 

Alcánzame, dulcísima Señora, caridad verdadera

con la cual ame de todo corazón a tu Hijo Sacratísimo

y Señor nuestro Jesucristo, y después de Él a ti sobre todas las cosas,

y al prójimo en Dios y para Dios:

para que así me alegre con su bien y me contriste con su mal,

a ninguno desprecie ni juzgue temerariamente,

ni me anteponga a nadie en mi estima propia.

Haz, OH Reina del cielo, que junte en mi corazón el temor

y el amor de tu Hijo dulcísimo, que le dé continuas

gracias por los grandes beneficios que me

ha concedido no por mis méritos, sino movido por su propia voluntad,

y que haga pura y sincera confesión y verdadera penitencia por mis pecados,

hasta alcanzar perdón y misericordia.

 

 

Dios te salve, María, llena eres de gracia, el Señor es contigo, bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amen.

 

La Presentación de MARIA

La Presentación de MARIA

PRESENTACION DE LA SANTISIMA VIRGEN

 

 

La entrega de MARIA

Nada sabemos de la vida de Nuestra Señora hasta el momento en que se le aparece el Arcángel  para anunciarle que ha sido elegida para ser Madre de Dios. Llena de gracia desde el primer momento de su Concepción Inmaculada, la existencia de Maria es completamente singular – Dios la miro y la custodio en cada instante con un amor único e irrepetible – y a la vez fue una Niña normal, que lleno de gozo a todos cuantos la trataron en la vida corriente de un pueblo no demasiado grande.

 

Lucas, tan diligente en examinar todas las fuentes que le pudieran aportar noticias y datos, omite cualquier referencia a Maria Niña. Muy probablemente, Nuestra Señora nada dijo de sus años primeros porque poco había que contar: todo transcurrió en la intimidad de su alma, y en un dialogo continuo con su Padre Dios, que esperaba, sin prisas, el momento inefable y único de la Encarnación “¡Madre! ¿Por qué ocultaste los años de tu primera juventud? Luego vendrán los Evangelios apócrifos e inventaran mentiras; mentiras piadosas, si, pero al fin y al cabo imágenes falsas de tu ser verdadero. Y nos dirán que vivías en el Templo, que los angeles te traían de comer y hablaban contigo… Y así te alejan de nosotros”

¡Cuando estas tan cerca de nuestro vivir cotidiano!

 

La fiesta que hoy celebramos no tiene su origen en el Evangelio, sino en una antigua tradición. La Iglesia no ha querido aceptar las narraciones apócrifas que suponían a Nuestra Madre en el Templo, desde la edad de tres años, consagrada a Dios con un voto de virginidad. Pero si acepta el núcleo esencial de la fiesta, la dedicación que la Virgen hizo de si misma al Señor, ya desde su infancia, movida por el Espíritu Santo, de cuya gracia estaba llena desde el primer instante de su concepción. Esa entrega plena de Maria a Dios conforme va creciendo si que es real y ejemplar para nosotros, pues nos mueve a no reservarnos nada.

 

Hoy es la fiesta de la absoluta pertenencia de la Virgen a Dios y de su plena entrega a los planes divinos. Por esta pertenencia, que incluye la dedicación virginal. Nuestra Señora podrá decir al Ángel: no conozco varón. Lc 1, 34. Desvela delicadamente una historia de entrega que había ten ido lugar en la intimidad de su alma. Maria es ya una primicia del Nuevo Testamento, en el que la excelencia de la virginidad sobre el matrimonio cobrara todo su valor, sin menguar la santidad de la unión conyugal, que Cristo mismo elevara a la dignidad de sacramento.

 

Hoy le pedimos a Ella que nos ayude a hacer realidad cada día esa entrega del corazón que Dios nos pide, según nuestra peculiar vocación recibida de Dios. “Ponte en coloquio con Santa Maria, y confíale: ¡Oh, Señora!, para vivir el ideal que Dios ha metido en mi corazón, necesito volar… muy alto, ¡muy alto!.

 

No basta despegarte, con la ayuda divina, de las cosas de este mundo, sabiendo que son tierra. Más incluso: aunque el universo entero lo coloques en un montón bajo tus pies, para estar más cerca del Cielo…, ¡no basta!

Necesitas volar, sin apoyarte en nada de aquí, pendiente de la voz y del soplo del Espíritu. Pero, me dices, ¡mis alas están manchadas!: barro de años, sucio, pegadizo…

Y te he insistido: acude a la Virgen. Señora – repíteselo - ¡Que apenas logro remontar el vuelo! – Señora, Tu puedes hacer que mi alma se lance al vuelo definitivo y glorioso, que tiene su fin en el Corazón de Dios. Confía, que Ella te escucha.

 

Nuestra entrega: Correspondencia a la gracia.

La Virgen Maria ha sido la criatura que ha tenido la intimidad más grande con Dios, la que ha recibido de El, la llena de gracia.

Nuca negó a Dios nada, y su correspondencia a las gracias y mociones del Espíritu Santo fue siempre plena. De Ella debemos aprender a darnos por entero al Señor, con plenitud de correspondencia generosa, en el estado y en la vocación que Dios ha dado, en el quehacer concreto que tenemos encomendado en el mundo. Ella es el ejemplo a imitar. “Tal fue Maria – enseña a este respecto San Ambrosio – que su vida, por si misma, es para todos una enseñanza”. Y concluía: “Tened, pues, ante los ojos, pintadas como una imagen, la virginidad y la vida de la Bienaventurada Virgen, en la que se refleja como en un espejo el brillo de la pureza y la fuerza misma de la virtud”

 

Nuestra Madre Santa Maria correspondía y crecía en santidad y gracia. Habiendo estado llena de los dones divinos desde el primer instante, en la medida en que era fidelísima a las mociones que el Espíritu Santo le otorgaba, alcanzaba una nueva plenitud. Solo en Nuestro Señor no existió aumento o progreso de la gracia y de la caridad, porque El tenia la plenitud absoluta en el momento de la Encarnación; como enseña el II Concilio de Constantinopla, seria falsa y herética la afirmación: Jesucristo se hizo mejor por el progreso de las buenas obras. Maria, por el contrario, fue creciendo en santidad en el curso de su vida terrena.

 

Más aun, existió en su vida un progreso espiritual siempre creciente, que fue aumentado en la medida en que se acercaban los grandes acontecimientos de su vida aquí en la tierra: Encarnación de su Hijo, Corredención en el Calvario, Asunciónn a los Cielos.

Así ha ocurrido en el alma de los santos: cuanto mas cerca van estando de Dios, mas fieles son a las gracias recibidas y más rápidos caminan hacia El. “Es el movimiento uniformemente acelerado, símbolo del progreso espiritual de la caridad en un alma que en nada se retrasa, y que camina cada vez mas rápido hacia Dios cuanto mas se le acerca, cuanto mas rápido hacia Dios cuanto mas se le acerca, cuanto mas es atraída por El” Así ha de ser nuestra vida, pues el Señor nos llama a la santidad allí donde nos encontramos. Y serán precisamente las alegrías y las penas de la vida las que nos sirvan para ir cada vez más de prisa a Dios, correspondiendo a las gracias que recibimos. Las dificultades normales del trabajo, el trato con las personas que vemos todos los días, los pequeños servicios de la convivencia, las noticias que recibimos… han de ser motivos para amar cada día más al Señor. La Virgen nos invita hoy a no dejar nada escondido en el fondo del corazón que no sea de Dios por entero: “Señor, quita la soberbia de mi vida; quebranta mi amor propio, este querer afirmarme yo e imponerme a los demás. Haz que el fundamento de mi personalidad sea la identificación contigo”, que cada día este un poco mas cerca de Ti. Dame esa prisa de los santos por crecer en tu Amor.

 

Renovar la entrega: Imitar a Maria

Nuestra Señora se dedico por entero a Dios movida por el Espíritu Santo, y quizá lo hizo a esa edad en que los niños comienzan a tener uso de razón, que en Ella, llena de gracia, debió de ser de una particular luminosidad; o quizá desde siempre… sin que mediara ningún acto formal. “Sobrado conocido tenia – afirma San Alfonso Maria de Liborio – a la niña Maria, que Dios no acepta corazones divididos, sino que los quiere por completo consagrados a su amor en conformidad con el precepto divino: Amaras a Yahvé, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas. Dt 6, 5, por lo que, desde el momento en que empezó a vivir, comenzó a amar a Dios con todas sus fuerzas y se le entrego por completo. Maria siempre perteneció a Dios; y esta pertenencia cada vez debió ser mas consciente, con un amor que alcanzaba en toda ocasión y circunstancia una nueva plenitud.

 

Hoy puede ser una buena oportunidad – todos los días lo son – para que, meditando en esta fiesta de Maria, en la que se pone de manifiesto su completa dedicación al Señor, renovemos nosotros nuestra entrega a Dios en medio de los normales quehaceres cotidianos, en el lugar en el que nos ha puesto el Señor. Pero hemos de tener en cuenta que todo paso adelante en nuestra unión con Dios ha de pasar necesariamente por un trato mas frecuente con el Espíritu Santo, Huésped de nuestra alma, a quien Nuestra Señora fue tan dócil a lo largo de su vida. Hoy, para pedir esta gracia, nos puede ayudar la oración que compuso para su devoción personal el Venerable Siervo de Dios, hoy Santo José Maria Escrivá de Balaguer:

 

“Ven, ¡Oh Santo Espiritu!: ilumina mi entendimiento, para conocer tus mandatos; fortalece mi corazón contra las insidias del enemigo; inflama mi voluntad…

He oído tu voz, y no quiero endurecerme y resistir, diciendo después, mañana.

¡Ahora!, no vaya a ser que el mañana me falte.

¡Oh Espíritu de verdad  y de sabiduría, Espíritu de entendimiento y de consejo, Espíritu de gozo y de paz!: quiero lo que quieras, quiero porque quieres, quiero como quieras, quiero cuando quieras”  

Feceva

¿Que es el Rosario?

¿Que es el Rosario?

EL SANTO ROSARIO

"El alma que se encomiende a mí por el rezo del Rosario no perecerá"

Promesa de la Santísima Virgen María.

 

QUE ES EL ROSARIO

La palabra Rosario significa "Corona de Rosas". Nuestra Señora ha revelado a varias personas que cada vez que dicen el Ave María le están dando a Ella una hermosa rosa y que cada Rosario completo le hace una corona de rosas. La rosa es la reina de las flores, y así el Rosario es la rosa de todas las devociones, y por ello la más importante de todas.

El Rosario esta compuesto de dos elementos: oración mental y oración verbal.
En el Santo Rosario la oración mental no es otra cosa que la meditación sobre los principales misterios o hechos de la vida, muerte y gloria de Jesucristo y de su Santísima Madre. Estos quince misterios originales se han dividido en tres grupos: Gozosos, Dolorosos y Gloriosos. En 2002 su Santidad Juan Pablo II agregó los Misterios Luminosos.

La oración verbal consiste en recitar quince decenas (Rosario completo) o cinco decenas del Ave María, cada decena encabezada por un Padre Nuestro, mientras meditamos sobre los misterios del Rosario.

La Santa Iglesia recibió el Rosario en su forma con 15 misterios en el año 1214 de una forma milagrosa: cuando Nuestra Señora se apareciera a Santo Domingo y se lo entregara como un arma poderosa para la conversión de los herejes y otros pecadores de esos tiempos. Desde entonces su devoción se propagó rápidamente alrededor del mundo con increíbles y milagrosos resultados.

 

COMO REZAR EL ROSARIO

Para recitar el Rosario con verdadero provecho se debe estar en estado de gracia o por lo menos tener la firme resolución de renunciar al pecado mortal. (Para rezar desde tu computadora solo presiona la tecla (intro en: Gozosos, Dolorosos, Gloriosos y/o Luminosos)

 

1. Mientras se sostiene el Crucifijo hacer la Señal de la Cruz y luego recitar el Credo.
2. En la primera cuenta grande recitar un Padre Nuestro.
3. En cada una de las tres siguientes cuentas pequeñas recitar un Ave María.
4. Recitar un Gloria antes de la siguiente cuenta grande.

5. Anunciar el primer Misterio del Rosario de ese día y recitar un Padre Nuestro en la siguiente cuenta grande.

  • Los Misterios Gozosos son meditados los lunes y sábados, los domingos de Adviento y domingos después de la Epifanía hasta la Cuaresma. Los misterios Dolorosos son meditados los martes y viernes, y los domingos en Cuaresma. Los misterios Gloriosos son meditados los miércoles y domingos. Los misterios Luminosos son meditados los jueves.

6. En cada una de las diez siguientes cuentas pequeñas (una década) recitar un Ave María mientras se reflexiona en el misterio

7. Recitar un Gloria luego de las diez Ave Marías. También se puede rezar la oración de Fátima.
8. Cada una de las siguientes décadas es recitada de la misma manera: anunciando el correspondiente misterio, recitando un Padre Nuestro, diez Ave Marías y un Gloria mientras se medita en el misterio.

 9. Cuando se ha concluido el quinto misterio el Rosario suele terminarse con el rezo del Salve Reina.

 

BENEFICIOS DEL ROSARIO

1.     Nos eleva gradualmente al perfecto conocimiento de Jesucristo.

2.     Purifica nuestras almas del pecado.

3.     Nos permite vencer a nuestros enemigos

4.     Nos facilita la práctica de las virtudes

5.     Nos abrasa en amor de Jesucristo.

6.     Nos consigue de Dios toda clase de gracias.

7.     Nos proporciona con qué pagar todas nuestras deudas con Dios y con los hombres.

 

BENDICIONES DEL ROSARIO

  1. Los pecadores obtienen el perdón.
  2. Las almas sedientas se sacian.
  3. Los que están atados ven sus lazos desechos.
  4. Los que lloran hallan alegría.
  5. Los que son tentados hallan tranquilidad
  6. Los pobres son socorridos
  7. Los religiosos son reformados.
  8. Los ignorantes son instruidos.
  9. Los vivos triunfan sobre la vanidad.
  10. Los muertos alcanzan la misericordia por vía de sufragios.

Feceva

Mediadora de todas las gracias

Mediadora de todas las gracias

MARIA MEDIADORA DE TODAS LAS GRACIAS

 

Mediadora ante El Mediador

Uno solo es Dios, así nos enseña San Pablo y uno también el mediador entre Dios y los hombres, Cristo Jesús, hombre también, que se entrego a sí mismo en rescate de todos (1).

 

La Virgen María Nuestra Señora coopero de modo singularisimo a la obra de Redención de su Hijo durante toda su vida. En primer lugar, el libre consentimiento que otorgo en la Anunciación del Angel era necesario para que la Encarnación se llevara a cabo. Era, afirma Santo Tomas de Aquino, como si Dios Padre hubiera esperado el asentamiento de la humanidad por la voz de María. Su Maternidad divina la hizo estar unida íntimamente al misterio de la Redención hasta su consumación en la Cruz, donde Ella estuvo asociada de un modo particular y único al dolor y muerte de su Hijo.

 

Allí nos recibió a todos, en la persona de San Juan, como hijos suyos. Por eso “La Misión maternal de María no oscurece ni disminuye en modo alguno esta mediación única de Cristo, antes bien, sirve para demostrar su poder” (2). María es la Mediadora ante el Mediador, que es Hijo suyo; se trata de “Una mediación en Cristo” que “Lejos de impedir la unión inmediata de los creyentes con Cristo, la fomenta”.

 

Ya en la tierra, Santa María ejerció esta maternal mediación al santificar a Juan el Bautista en el seno de Isabel (3). Y también en Cana, a instancias de la Virgen, realizo Jesús su primer milagro (4); un prodigio maternal que soluciono un pequeño problema domestico en la boda a la que asistía invitada. San Juan señala los frutos espirituales de esta intervención: “Y sus discípulos creyeron en Él”. La Virgen intercedería cerca de su  Hijo como todas las madres, en multitud de ocasiones que los Evangelios la han designado: “Asunta a los cielos”, no ha dejado esta misión salvadora, sino que con su múltiple intercesión continúa obteniéndonos los dones de la salvación eterna.

 

Con su amor materno, cuida de todos los hermanos de su Hijo, que todavía peregrinan y se hallan en peligros y ansiedades hasta que sean conducidos a la patria bienaventurada.

 

Por este motivo, la Santísima Virgen es invocada en la Iglesia con los títulos de: “Abogada, Auxiliadora, Socorro, Mediadora”

Por la intercesión ante su Hijo, Nuestra Señora nos alcanza y nos distribuye todas las gracias, con ruegos que jamás pueden quedar defraudados.

¿Que va a negar Jesús a quien le engendro y llevo en su seno durante nueve meses y estuvo siempre con Él, desde Nazaret hasta su Muerte en la Cruz?

 

El Magisterio nos ha enseñado el camino seguro para alcanzar todo lo que necesitamos. “Por expresa voluntad de Dios, así  lo puntualiza el Papa León XIII, ningún bien nos es concedido si no es por María y como nadie puede llegar al Padre sino por el Hijo, así generalmente nadie puede llegar a Jesús sino por María”. No tengamos reparo alguno en pedir una y otra vez a la que se ha llamado “Omnipotencia suplicante”. Ella nos escucha siempre; también ahora.

 

No dejemos de poner ante su mirada benévola esas necesidades, quizás pequeñas, que nos inquietan en el momento presente: conflictos domésticos, apuros económicos, un examen, unas oposiciones, un puesto de trabajo que nos es preciso. Y también aquellas que se refieren al alma y que nos deben inquietar mas: la lejanía de Dios o la correspondencia a la vocación de un pariente o de un amigo, la gracia para superar una situación difícil o adelantar en una virtud, él aprender a rezar mejor.

 

Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros … En el Cielo, muy cerca de su Hijo, Ella dirige nuestra oración ante Él, la endereza, si en algo iba menos recta y la perfecciona.

 

TODAS LAS GRACIAS NOS VIENEN POR MARIA

Todas las gracias, grandes y pequeñas, nos  llegan por María.

Nadie se salva, OH  Santísima, si no es por medio de Ti.

Nadie sino por Ti, se libra del mal.

Nadie recibe los dones divinos, si no es por tu  mediación.

¿Quién, después de tu Hijo, se interesa como Tu por él genero humano?

¿Quién como Tu nos protege sin cesar en nuestras tribulaciones?

¿Quién nos libera con tanta presteza de las tentaciones que nos asaltan?

¿Quién se esfuerza tanto como Tu en suplicar por los pecadores?

¿Quién toma su defensa para excusarlos en los casos desesperados?

Por esta razón el afligido se refugia en Ti, el que ha sufrido la injusticia acude a Ti, el que esta lleno de males invoca tu asistencia.

 

La sola invocación de tu nombre ahuyenta y rechaza al malvado enemigo de tus siervos y guarda a estos seguros e incólumes. Libras de toda necesidad y tentación a los que te invocan, previniéndoles a tiempo contra ellas.

 

Los cristianos, de hecho, nos dirigimos a la Madre del Cielo para conseguir gracias de toda suerte, tanto temporales como espirituales. Entre estas pedimos a Nuestra Señora la conversión de personas alejadas de su Hijo y para nosotros, un estado de continua conversión del alma, una disposición que nos hace sentirnos en camino cada día, luchando por mejorar, por quitar los obstáculos que impiden la acción del Espíritu Santo en el alma. Su ayuda nos es necesaria continuamente en el apostolado; Ella es la que verdaderamente cambia los corazones. Por eso, desde la antigüedad, María es llamada “Salud de los enfermos, refugio de los pecadores, consuelo de los afligidos, reina de los Apóstoles, de los mártires”

 

Su mano, generosa como la de todas las madres, es dispensadora de toda suerte de gracias y aun en cierto sentido, de la gracia de los sacramentos; porque Ella nos los ha merecido en unión con Nuestro Señor en el Calvario y nos dispone además con su oración a acercarnos a esos sacramentos y a recibirlos convenientemente; a veces hasta nos envía al sacerdote sin el cual esa ayuda sacramental  no nos seria otorgada.

En sus manos ponemos hoy todas nuestras preocupaciones y hacemos el propósito de acudir a Ella diariamente muchas veces, en lo grande y en lo pequeño.

 

UN CLAMOR CONTINUO, DE DIA Y DE NOCHE, SUBE HASTA LA MADRE DEL CIELO.

En la Virgen María se refugian los fieles que están rodeados de angustias y peligros, invocándola como Madre de misericordia y dispensadora de la gracia. En Ella nos refugiamos nosotros todos los días. En el Avemaría, le rogamos muchas veces: “Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amen”. Ese ahora es repetido en todo el mundo por millares de personas de toda edad y color, que piden la gracia del momento presente.

 

Es esta la gracia más personal, que varia con cada uno y en cada situación. Aunque alguna vez, sin querer, estemos algo distraídos, Nuestra Señora, que no lo esta nunca y conoce nuestras necesidades, ruega por nosotros y nos consigue los bienes que necesitamos. Un clamor grande sube en cada instante, de día y de noche, a Nuestra Madre del Cielo: “Ruega por nosotros pecadores, ahora …”.

 

¿Cómo no nos va a oír, como no va a atender estas suplicas?

Desde el Cielo conoce bien nuestras necesidades materiales y espirituales y como una madre llena de ternura ruega por sus hijos.

Cada vez que acudimos a Ella, nos acercamos más a su hijo. María es siempre el camino que conduce a Cristo. Cada encuentro con Ella se resuelve necesariamente en un encuentro con Cristo mismo.

¿Que otra cosa significa el mismo recurso a María, sino un buscar entre sus brazos, en Ella y por Ella y con Ella a Cristo, nuestro Salvador?

 

Es abrumadora la cantidad de motivos y razones que tenemos para acudir confiadamente a María, en la seguridad de que siempre seremos escuchados, recordándole que jamás de oyó decir, que ninguno de los que han acudido a vuestra protección, implorando vuestra asistencia y reclamando vuestro socorro, haya sido abandonado de Vos. Animado con esta confianza, a Vos acudo, Virgen Madre de las Vírgenes, Madre de Dios, no desechéis mis suplicas.

 

En estos últimos tiempos, en el cuál nos preparamos para El Tercer Milenio, acudiremos a Ella rezando con más atención el Santo Rosario, como pide la Iglesia. En esta oración, la preferida de la Virgen, no dejaremos de poner intenciones ambiciosas, con la seguridad de que seremos escuchados.

Feceva

Nuestra Señora de la Mirada

Nuestra Señora de la Mirada

MARIA: Nuestra Señora de la mirada

 

Padre, hoy te quiero agradecer el regalo más infinitamente precioso que nos has dado: Tu Madre.

Cuando decidiste revelarte, ya en tu misericordia más íntima y escondida, tenías celosamente guardada y preparada desde siempre, a la que habría de ser Tu Madre. No te costó mucho encontrarla. Ella siempre estuvo atenta y fiel a su misión. Esperaba tu momento.

 

Y en un lugar perdido, elegiste a una sencilla mujer, HUMANA como nosotros, parecida como nosotros, de carne y hueso pero muy diferente a nosotros, para que Tú también fueras uno como nosotros.

De pronto se sintió turbada emocionalmente. Su aprecio de sí no le permitía tomar conciencia de lo que iba a suceder. Pero el Angel al calmarle el temor y escuchar que Tú estabas en ella en la plenitud de la Gracia, no dudó un instante y ahí en ese segundo sublime comenzó a ser tu Madre, pero también Madre nuestra.

 

Nos dejó entonces su precioso legado:

¡YO SOY LA SERVIDORA DEL SEÑOR; HAGASE EN MI LO QUE HAS DICHO!

 

María:

Te doy gracias por estar a nuestro lado. Eres don incondicional y servicio desinteresado. No nos abandonas nunca y eres Madre educadora que nos corriges y sostienes cuando nos distanciamos del Creador.

Eres Auxiliadora en las pruebas y Mediadora en nuestras necesidades. Pero más que nada: eres Madre, que nos cuidas, nos proteges y nos guías en el crecimiento del espíritu y en el amor a los demás.

 

Nos dejaste el ejemplo:

Hablaste poco y te retiraste a un costado, pero con firme presencia. Sufriente al pie de la cruz y maestra de la perseverante oración.

Hoy te quiero regalar un nuevo título: Nuestra Señora de la Mirada.

Tus ojos brillosos reflejan la ternura y la emoción de tu corazón, vacío de sí pero colmado en plenitud de un amor generoso, dispuesta a escuchar y a interceder ante tu Hijo querido.

Y ese especialísimo Don que Dios te regaló, lo tienes en tu mirada, que trasunta la limpieza de tu alma y la fidelidad a tu compromiso.

Mirada de ATENCION hacia nuestro sufrimiento y nuestras infidelidades para transformarlas en ofrecimiento silencioso.

Mirada atenta para que no nos desviemos del camino. Mirada tierna y siempre despierta para hacernos sentir hijos predilectos del Amor del Padre.

Mirada...que da fuerza y alegría para ir al encuentro de quien dio su vida por nosotros.

Madre, te damos gracias por estar incondicionalmente siempre a nuestro lado.

 

Jesús les decía también:

Yo les aseguro que algunos de los que están aquí presentes no morirán antes de haber visto descender el Reino de Dios con todo su poder.

Seis días después, Jesús tomó consigo a Pedro, a Santiago y a Juan y los llevó aparte, ellos solos, a un monte muy alto. Y allí cambió de aspecto delante de ellos.

Sus ropas se volvieron muy resplandecientes, tan blancas como nadie en el mundo sería capaz de blanquearlas de ese modo. Y se les aparecieron Elías y Moisés, los cuales conversaban con Jesús.

Pedro tomó la palabra y dijo a Jesús: Maestro, ¡qué bueno que estemos aquí!, levantemos tres chozas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías. En realidad no sabía lo que decía, porque estaban aterrados.

En eso se formó una nube que los cubrió con su sombra y desde la nube llegaron estas palabras: ESTE ES MI HIJO AMADO:  A EL HAN DE ESCUCHAR.

Y de pronto, como miraron a su alrededor, no vieron ya a nadie; sólo Jesús estaba con ellos. Mc 9, 1-8.

 

 

La Verdadera Devoción a la Santísima Virgen

San Luis María Grignion de Monfort

 

Devoción interior

La verdadera devoción a la Santísima Virgen es interior. Es decir, procede del espíritu y del corazón, de la estima que se tiene de Ella, de la alta idea que nos hemos formado de sus grandezas y del amor que le tenemos.

 

Devoción tierna

Es tierna, vale decir, llena de confianza en la Santísima Virgen, como la confianza del niño en su querida madre. Esta devoción hace que recurras a la Santísima Virgen en todas tus necesidades materiales y espirituales con gran sencillez, confianza y ternura e implores la ayuda de tu bondadosa Madre en todo tiempo, lugar y circunstancia:

·        En las dudas, para que te esclarezca.

·        En los extravíos, para que te convierta al buen camino.

·        En las tentaciones, para que te sostenga.

·        En las debilidades, para que te fortalezca.

·        En los desalientos, para que te reanime.

·        En los escrúpulos, para que té libre de ellos.

·        En las cruces, afanes y contratiempos de la vida, para que te consuele y  finalmente:

·        En todas las dificultades materiales y espirituales. María es tu recurso ordinario, sin temor de importunar a tu bondadosa Madre ni desagradar a Jesucristo.

 

Devoción santa

La verdadera devoción a la Santísima Virgen es santa. Es decir, te lleva a evitar el pecado e imitar las virtudes de la Santísima Virgen y, en particular, su humildad profunda, su fe viva, su obediencia ciega, su oración continua, su mortificación universal, su pureza divina, su caridad ardiente, su paciencia heroica, su dulzura angelical y su sabiduría divina. Estas son las diez principales virtudes de la Santísima Virgen.

 

Devoción constante

La verdadera devoción a la Santísima Virgen es constante. Te consolida en el bien y hace que no abandones fácilmente las prácticas de devoción. Te anima para que puedas oponerte a lo mundano y sus costumbres y máximas; a lo carnal y sus molestias y pasiones; al diablo y sus tentaciones. De suerte que si eres verdaderamente devoto de María, huirán de ti la veleidad, la melancolía, los escrúpulos y la cobardía. Lo que no quiere decir que no caigas algunas veces ni experimentes algunos cambios en tu devoción sensible. Pero, si caes, te levantarás, tendiendo la mano a tu bondadosa Madre; si pierdes el gusto y la devoción sensible, no te acongojarás por ello. Porque, el justo y fiel devoto de María vive de la fe de Jesús y de María y no de los sentimientos corporales.

 

Devoción desinteresada

Por último, la verdadera devoción a la Santísima Virgen es desinteresada. Es decir, te inspirará no buscarte a ti mismo, sino sólo a Dios en su Santísima Madre. El verdadero devoto de María no sirve a esta augusta Reina por espíritu de lucro o interés, ni por su propio bien temporal o eterno, sino únicamente porque Ella merece ser servida y sólo Dios en Ella. Ama a María, pero no por lo favores que recibe o espera recibir de Ella, sino porque Ella es amable.

Por esto la ama y sirve con la misma fidelidad en los sinsabores y sequedades que en las dulzuras y fervores sensibles. La ama lo mismo en el Calvario que en las bodas de Cana.

 

¡Ah! ¡Cuán admirable y precioso es delante de Dios y de su Santísima Madre el devoto de María que no se busca a sí mismo en los servicios que le presta!

Pero, ¡qué pocos hay así! Para que no sea tan reducido ese número estoy escribiendo lo que durante tantos años he enseñado en mis misiones pública y privadamente con no escaso fruto.

 

Muchas cosas he dicho ya de la Santísima Virgen. Muchas más tengo que decir. E infinitamente más serán las que omita, ya por ignorancia, ya por falta de talento o de tiempo. Cuanto digo responde al propósito que tengo de hacer de ti un verdadero devoto de María y un auténtico discípulo de Jesucristo.

 

¡Oh! ¡Qué bien pagado quedaría mi esfuerzo, si este humilde escrito cae en manos de una persona bien dispuesta, nacida de Dios y de María y no de la sangre ni de la carne ni de la voluntad de varón (Jn 1, 13) le descubre e inspira, por gracia del Espíritu Santo, la excelencia y precio de la verdadera y sólida devoción a la Santísima Virgen, que ahora voy a exponerte!

 

Si supiera que mi sangre pecadora serviría para hacer penetrar en tu corazón, lector amigo, las verdades que escribo en honor de mi amada Madre y soberana Señora, de quien soy el último de los hijos y esclavos, con mi sangre en vez de tinta trazaría estas líneas. Pues, abrigo la esperanza de hallar personas generosas, que por su fidelidad a la práctica que voy a enseñarte, resarcirán a mí amada Madre y Señora por los daños que ha sufrido a causa de mi ingratitud e infidelidad.

 

Hoy me siento más que nunca animado a creer y esperar aquello que tengo profundamente grabado en el corazón y que vengo pidiendo a Dios desde hace muchos años, a saber, que tarde o temprano, la Santísima Virgen tenga más hijos, servidores y esclavos de amor que nunca y que, por este medio, Jesucristo, reine como nunca en los corazones.

 

Oración

 

Querida Madre:

Ayúdame a despojarme de todo lo que me intranquiliza, para que en silencio y pobreza, el Espíritu de Dios pueda llegar hasta mí y encontrar en mi alma un ambiente sereno de acogida y entrega.

Haz que mi inteligencia se abra a su luz, y aprenda a ver con los ojos de Dios.

Regálame la profunda comprensión del corazón, que tanta sabiduría da a los que aman.

Abreme al querer del Padre y confirma mi ser y mi obrar según su santa voluntad.

 

María, Nuestra Educadora

Jean Lafrance

 

La devoción apunta a nuestra oración a María, mientras que el abandono evoca lo que fue la ley fundamental de su vida, su obediencia en fe que corresponde a lo que dice al ángel. "Hágase en mí según tu palabra". Esto es lo que más me ha impresionado en la vida de los grandes devotos de María, y lo que nosotros podemos experimentar cuando nos la llevemos a nuestra casa, como hizo San Juan siguiendo el deseo de Jesús. (Jn 19, 27). Es una iniciación a la renuncia de nuestra propia voluntad para abandonarnos en todo momento a la voluntad de Dios.

 

Tengo que confesar que me resultó asombroso hacer esta experiencia porque comprobé con terror y dicha como intervenía en todos los sectores de nuestra vida para guiarnos. Creo que incluso interviene más en los detalles mínimos de nuestra existencia que en los grandes acontecimientos en los que la voluntad de Dios se nos manifiesta por los mandamientos y los consejos.

 

María interviene para educarnos espiritualmente.

Es como si Ella volviese a tomar uno a uno los acontecimientos de nuestra vida, sobre todo los más mínimos, para mostrarnos como hemos obedecido o desobedecido a las dulces sugestiones del Espíritu que murmura en nuestro corazón la voluntad de Dios.

Se comprende que Ella actúe así en nosotros porque así actuaba cuando quería descubrir lo que Dios esperaba de Ella. Dos veces dice el Evangelio de Lucas: "María, por su parte, guardaba todas estas cosas y las meditaba en su corazón"

Bajo la dulce presión del Espíritu, nos muestra lo que Dios hace en nosotros y lo que nosotros deshacemos o al menos contrariamos. Nos sugiere que hagamos cosas pequeñas, pequeñas renuncias, ya que no somos capaces de hacer las grandes.

 

Sobre todo nos hace descubrir nuestras infidelidades y pecados. Por ser la Purísima, la Inmaculada, Dios pudo reflejarse en Ella. Cuando nos miramos a través de su rostro, vemos las menores deformaciones y las manchas que ensucian el nuestro; Ella se apresura a invitarnos a la conversión, para que Dios pueda a su vez reflejarse en nosotros. A esto lo llamo hacer un pacto con la verdad, es decir confesar que entre Dios y nosotros hay obstáculos que no conocemos y que estorban su acción en nosotros. Si pedimos entonces a la Virgen que interceda por nosotros, pecadores, el Espíritu Santo puede hacer renacer la verdad en nosotros.

 

Lo mismo ocurre con las heridas del pecado e incluso con todas las demás heridas que proceden de nuestra educación, nuestra herencia y hasta de nuestras experiencias desgraciadas. Ella nos las recuerda, hace que las reconozcamos y al mismo tiempo, nos enseña la oración de intercesión para que la raíz que alimentaba el sufrimiento de estas heridas se difumine y desaparezca.

 

Estas heridas del pecado se convierten entonces en heridas de amor, cauterizadas por el fuego del Espíritu en la intercesión de María. Nos enseña también que nuestras heridas secretas son el reverso de una realidad más hermosa que constituye nuestra riqueza. Cuando nadie nos comprende, debemos ir a refugiarnos en María para recibir el consuelo del Espíritu.

 

Recibimos la gracia de curación siempre por la oración de intercesión y únicamente por la oración. Pero al pasar por María, recibimos además una gracia más importante, pues Ella tiene el arte de hacer de nosotros hombres y mujeres únicamente consagrados a la oración. No saldremos nunca de rezar a María sin haber recibido de Ella una palabra si sabemos escucharla. Ella tiene el arte de desvelar las cosas ocultas y secretas pero, al mismo tiempo, las reviste de la dulzura de su misericordia. Cuando cura una llaga, lo hace con tanta delicadeza y tanta dulzura que apenas se siente que su mano nos roza.

 

Es interesante ver como la Virgen educaba en la oración a Santa Catalina Labouré (a quien le manifestó y confió la difusión de la Medalla Milagrosa).

Ella misma nos ha dicho cómo se ponía en oración de una manera sencilla, al alcance de todos: "Cuando voy a la capilla me pongo delante de Dios y le digo: Señor, heme aquí, dame lo que quieras. Si me da algo, me pongo muy contenta y le doy las gracias. Si no me da nada, le doy gracias también, porque no merezco más.

Después le digo todo lo que viene al alma; le cuento mis penas y alegrías y escucho. Si le escucháis, El os hablará también, pues con Dios hay que hablar y escuchar. El habla siempre cuando se va buena y sencillamente".

 

Cuando nos abandonamos totalmente a la voluntad de Dios, como lo hizo la Virgen y todos los que se consagraron a Ella, el mismo Señor empieza a guiarnos. La Virgen nos toma de la mano, como lo hace un maestro con su alumno, y nos muestra momento tras momento lo que el Padre espera de nosotros.

Ahí se encuentran la verdadera paz, la alegría y la libertad.

                                                                                                                                                                                                   Feceva.

El misterio de MARIA

El misterio de MARIA

EL MISTERIO DE MARIA

 

La Vida en Familia

Poco sabemos de la vida familiar de Maria. La Biblia casi no dice nada. La vida de Maria fue seguramente como la de cualquier otra joven de Nazaret: Traer agua, arreglar la casa, ayudar en la educación de los hermanos menores, conversar en la fuente, leer y meditar la Biblia, rezar a Dios en silencio, participar en las fiestas y los rezos del pueblo. Nosotros la llamamos Maria, pero en aquel tiempo el pueblo la llamaba MIRIAM.

La Biblia no dice nada tampoco sobre los padres de Mirían, pero los cristianos sabemos por la tradición que se llamaban Joaquín y Ana. De sus padres recibió su fe en Dios, su amor a la vida y la esperanza en el futuro de su pueblo, con el que sin duda se identificaba.

 

DIOS esta contigo, MARIA

Como en la vida de las grandes figuras del Antiguo Testamento, Dios se hizo presente en la vida de Maria. El ángel Gabriel vino y le dijo: “Alégrate, llena de gracia; el Señor esta contigo”. Traduciendo mejor estas palabras para la gente, pueden decir: “Maria, amada y favorecida por la gracia. El Señor esta contigo. Lc 1, 28.

Maria quedo muy impresionada con este saludo del ángel y no sabia bien lo que significaban aquellas palabras. Lc 1, 29. Y no era para menos, pues se trataba de dos asuntos muy importantes: “Favorecida por la Gracia” - “Dios esta contigo”.

 

Favorecida por la Gracia

En la Biblia, la palabra gracia indica el amor y el cariño con que Dios ama a su pueblo, la fidelidad con que El lo sustenta y el compromiso que El asumió consigo mismo de estar siempre con ese pueblo para liberarlo.

En el Antiguo Testamento, el pueblo siempre fue objeto de este amor fiel de Dios Maria lo sabia muy bien, pues conocía la historia de su pueblo. Y ahora, conforme a las palabras del ángel, toda esta carga de amor fiel de Dios para con su pueblo y todo su compromiso de libertar a los oprimidos estaban siendo concentrados en su persona. Ella, Maria, era “Favorecida por la Gracia”. Era objeto de aquella gracia con que Dios querría beneficiar a su pueblo.

 

Dios esta contigo

Dios siempre estuvo con su pueblo. Cuando El llamaba a alguien para una misión importante para su pueblo, la palabra de garantía era siempre la misma: “Yo estoy contigo” Así fue con Moisés. Ex 3, 12, con Jeremías Jer 1, 8  y con tantos otros. Y ahora, el ángel declara que este mismo Dios libertador estaba con Maria.

Algo muy importante iba a acontecer. Toda la historia, conducida por Dios con tanto amor y llevada adelante por el pueblo con tanta dificultad y sufrimiento, confluyo en la persona de Maria y parecía estar llegando a su punto decisivo. Ella era, en aquel momento, la representante de todo el pueblo. No nos puede extrañar que Maria, persona humilde y pobre, se quede confusa e impresionada ante el saludo del ángel. 

 

Hágase en Mí según Tu Voluntad

Maria no es Dios, sino una criatura, no están en el mismo nivel. Pero están misteriosamente relacionados, porque Cristo es Hijo de Dios y también hijo de Maria. En cuanto Dios. Es Hijo verdadero de Dios desde toda la eternidad y en cuando hombre, es también hijo verdadero de Maria, en el tiempo. Como los cristianos nos identificamos con Cristo, somos hijos de Dios y también hijos de Maria.

La vida cristiana ha tenido siempre en Maria un punto de referencia. Es una consecuencia del instinto de la fe. Cualquiera entiende que Cristo ama a su Madre y que le agrada el cariño que por Ella sienten los cristianos. Es la lógica del amor que en Cristo, verdadero Dios y verdadero hombre, no puede fallar.

 

Además, en Maria se da una realización perfecta de la misión salvadora de Cristo. Por eso, sirve de modelo para todos los cristianos. Ella ha sido, desde su concepción, salvada del pecado. Concebida Inmaculada y llena de la gracia de Dios. El Espíritu Santo ha estado en Ella desde el principio y la ha llenado de sus dones: “Llena de gracia, el Señor es contigo”

Ella es Maria: La primera cristiana. La primera que ha creído en el misterio de Cristo. La primera que se ha puesto al servicio de su misterio de redención: “Hágase en mi según tu Palabra” . La primera también que ha pasado por la Resurrección de Cristo, al ser llevada al cielo en cuerpo y alma.

 

La vida de Maria encierra una enseñanza muy valiosa. Ella, que ha sido entre todos los seres humanos, la mas bendecida por Dios, la que más fielmente ha cumplido su voluntad, ha llevado, sin embargo una vida completamente normal. Gastó su existencia en las pequeñas tareas del hogar; no hizo nada extraordinario, fuera de amar a Dios con  todo el corazón, con toda la mente, con todas sus fuerzas y de amar a todos los hombres, con el amor de Dios. Por eso, sirve de modelo para todos los cristianos y para todas las circunstancias de la vida. El mensaje de Maria es que la realización del Reino de Dios, de la misión salvadora de Cristo, no necesita de grandes ocasiones, se cumple en todas las tareas humanas, si están hechas con amor de Dios.

 

Madre de La Iglesia

Maria tuvo un papel importante en los primeros momentos de la Iglesia, porque los primeros cristianos se congregaron junto a ella, antes de Pentecostés, cuando todavía temían anunciar el mensaje de Cristo. Y ha ocupado siempre un lugar importante en la historia de la Iglesia. Maria, en cuyo seno se formo el cuerpo físico de Cristo, cumple también un papel de Madre con respecto al Cuerpo de Cristo, que es la Iglesia. Por eso el Papa Pablo VI, durante el Concilio Vaticano II, quiso declararla solemnemente: “Madre de la Iglesia” 

La piedad cristiana no se equivoca cuando ha sentido siempre cercana la presencia de Maria y cuando ha acudido a Ella para aprender a ser fiel a Cristo. Al amar a Maria, se repite en cada cristiano ese rasgo de la figura de Cristo.

 

Hija de  DIOS y del  Pueblo

Esto se explica muy sencillamente. Por dos motivos.

·         Primero: Maria era mucho más que una joven sencilla. Era portadora de la esperanza de todo un pueblo, del pueblo de Dios.

·         Segundo: Maria, además de ser del pueblo, era también de Dios totalmente, y Dios estaba con ella.

 

Hija de Dios y del pueblo. Estos dos puntos marcan la vida de Nuestra Señora. Es por lo que el Pueblo la venera con tanto entusiasmo, caminando en pos de ella por los caminos de la vida e invocando su nombre con fervor. Por eso exactamente el pueblo espera en los que trabajan por su liberación.

Para poder ser del pueblo, tiene que ser de Dios. Para poder ser de Dios tiene que ser del pueblo. Eso es lo que Dios y el pueblo anhelan.

 

Hija de Dios y del pueblo. Son estos dos grandes retratos los que La Biblia nos da de Nuestra Señora y que la Iglesia conserva. En un tercer retrato, La Biblia muestra como Maria sabe unir en su vida su amor a Dios y al pueblo.

 

La acción del Espíritu Santo

Mucha gente se pregunta: ¿Será verdad que Jesús nació de una virgen? No acaban de creerlo porque los niños siempre se sabe que no nacen de vírgenes.

Estas personas son como Maria, que preguntaba: ¿Cómo sucederá eso, si no vivió con un hombre?. Lc 1, 34. Son como Nicodemo que preguntaba: “¿Cómo puede uno nacer siendo ya viejo? ¿Podrá entrar otra vez en el vientre de su madre y volver a nacer?” Jn 3, 4. Satisfechas de su ciencia, tales personas no pueden entender la acción del Espíritu Santo.

Para que se puede entender la acción del Espíritu Santo en Maria, no basta solo la ciencia. Debemos fijarnos también en lo que este mismo Espíritu esta realizando hoy. Dios no cambia fácilmente. Lo que La Biblia afirma sobre Maria, es lo que en la actualidad esta aconteciendo también con el pueblo humilde que, como Maria, se abre a la Palabra de Dios y procura vivirla.

 

MARIA: Madre y Virgen

¡Maria, Madre y Virgen! Eso es mucho más que una cuestión biológica, mucho más que una cuestión científica. Es el retrato fiel del modo de obrar de Dios con su pueblo.

Cuando Dios actúa, siempre realiza algo totalmente nuevo. Lo que Dios realiza no cabe en ninguno de nuestros esquemas. Dios es creador. Hace las cosas sin recursos. No depende de nosotros, ni nos viene a consultar si estamos de acuerdo con El o si su acción encaja en los esquemas de nuestra ciencia. Nosotros si dependemos de El. Dios nos amo primero. Es El que siempre toma la iniciativa. Cuando Dios entra en escena, todo lo cambia. Siempre sorprende. El es libre. Y donde existe el Espíritu del Señor, allí comienza a existir la libertad. 2 Cor 3, 17.

No es fácil entender los caminos de Dios. Nos pide conversión no solo en nuestro comportamiento. Esto no es tan difícil; basta que tengamos fuerte voluntad. Pero Dios nos pide que cambiemos en nuestro modo de pensar. Hay que caer del caballo como San Pablo. También hay que creer que Dios es capaz de realizar lo imposible, lo mismo hoy que siempre. Hay que reconocer que El es más grande que nuestra conciencia, “lo conoce todo”1 Jn 3, 20.

 

Los hermanos de JESUS

Hay una discusión entre católicos y protestantes en torno a “los hermanos de Jesús”. Esta expresión sale varias veces en los evangelios.

Los protestantes, apoyándose en su propia tradición explican esta expresión al pie de la letra y dicen: “Maria tuvo mas hijos.(Hijos de Maria – Hermanos de Jesús) No es virgen”. De hecho, San Marcos dice que los hermanos de Jesús eran cuatro y da los nombres: “Santiago, José, Judas y SimónMc 6, 3. Además, también habla de “las hermanas de Jesús”. Así junto con Jesús serian al menos siete hermanos, todos hijos de José y Maria.

 

Si analizamos La Palabra, encontraremos que no dice hijos de Maria, dice: el hijo de Maria. En cambio, si dice hermanos de Jesús Mt 13, 55. Profundicemos un poco más Las Sagradas Escrituras.

Gen 12, 5 dice: “Abram tomo a Saray, su esposa, y a Lot, hijo de su hermano” quiso decir su sobrino.

Gén 13, 8 dice: “Así, pues, Abram le dijo a Lot: Mira, es mejor que no haya peleas entre nosotros, ni entre mis pastores y tus pastores, puesto que somos hermanos” se refería a que eran primos.

Cant 4, 9-10 dice: “Me robaste el corazón, hermana mía, novia mía, me robaste el corazón !Que amorosas son tus caricias, hermana mía, novia mía, que delicioso es tu amor!” el relato se refiere a su esposa.

 

La Virgen Maria solo tuvo un único hijo, Jesús, y permaneció Virgen hasta el fin de su vida. Nosotros como Católicos, no podemos entender al pie de la letra la expresión “hermanos de Jesús” pues en el tiempo de Jesús la palabra “hermano” era muy elástica. Dentro de esta palabra “hermano” cabía mucha gente, no solo hermanos, hijos de los padres, sino también, los primos y otros parientes.

 

No eran hijos de MARIA

Los protestantes insisten y sostienen en su campaña de desprestigiar a Nuestra Madre; que si tuvo otros hijos: “Santiago, hermano del Señor” Gal 1, 19.

Hermanos remitamos también nosotros a La Palabra:

 

Mt 10, 2-4 dice: “Estos son los nombres de los doce apóstoles: primero, Simón, llamado Pedro, y Andrés, su hermano; Santiago y Juan, hijos de Zebedeo; Felipe y Bartolomé; Tomas y Mateo, el publicano; Santiago, hijo de Alfeo; Tadeo. Simón, el cancaneo y Judas Iscariote, que fue el que lo traiciono”.   

 

Mt 27, 55-56 dice: “También estaban allí, observando de lejos, algunas mujeres que desde Galilea habían seguido a Jesús para servirlo. Entre ellas, Maria Magdalena, Maria madre de Santiago y de José, y la madre de los hijos de Zebedeo (Santiago y Juan)”.

 

Esa mujer, prima de Maria, es la madre de los hermanos de Jesús. Pues resultaría absurdo que el Evangelio  que narra la vida de Jesús designara a su madre, como la madre de Santiago y José. Esa mujer es Maria, mujer de Cleofás a la que Juan cita al lado de Maria, la madre de Jesús.”Jn 19, 25.

Así, aquellas personas llamadas hermanos o hermanas de Jesús,  eran primos y primas. No eran hijos de Maria, ni hermanos de Jesús.

Hay que leer La Biblia con mucha profundidad y no superficialmente para sacar lo que a uno le conviene. Porque hermanos caeríamos en el dicho que reza así: “Cristiano ignorante, seguro protestante”.

 

JESUS hijo único de MARIA

Tenemos un indicio muy valioso de que Jesús era el hijo único de Maria en el hecho de que, a la hora de su muerte, Jesús se preocupaba por su madre y se la encomienda al discípulo amado. De haber tendí Maria numerosos hijos e hijas como sostienen los protestantes: ¿No resulta inexplicable la entrega de Maria a Juan? ¿Iba a entregar a su madre a Juan, que era un extraño y no pertenecía a la familia? ¿Hubieran permitido esto sus hermanos y sobre todo, sus hermanas? Jn 19, 25-27.

El Primogénito, todavía argumentan algunos por el nombre que se le da a Jesús de primogénito de Maria. Pero también aquí se confunde. Para nosotros la idea de primogénito evoca enseguida la existencia de otros hijos. Pero para los judíos, no. Y la razón es clara. Primogénito era el hijo que había que consagrar a Dios, hubiera, o no, otros hermanos. Por tanto desde el momento de nacer el hijo primero, era considerado primogénito y se consagraba a Dios como tal. Lc 2, 22-23

 

El mensaje de MARIA

De todas maneras, tanto los católicos como los protestantes tienen sus argumentos. Pero no conviene pelear por esto, ni perder mucho tiempo en discusiones, pues unos no van a convencer a otros. Cada cual se quedara con su opinión, que en el fondo, no depende de los argumentos, sino del amor. Lo importante es imitar el ejemplo de Maria y sobre todo su mensaje: “Hagan todo lo que El les mande” Jn 2, 5.

 

CONCLUSION

El Apocalipsis cuenta que la mujer dios a luz a un hijo varón y que el niño fue arrebato al cielo. Ap 12, 5-6. Esta es la descripción más breve de la vida de Jesús: nació de Maria en el portal de Belén, vivió 30 años en Nazaret, estuvo predicando al pueblo durante tres años y después, casi fue devorado por el dragón que lo condeno a muerte y lo mato en la cruz, pero intervino Dios y lo resucito. Lo arrebato de la muerte, de la boca del Dragón de Maldad y lo llevo al cielo donde lo sentó a su derecha. Ap 12, 4.

Allá en el cielo recibió todo el poder y se convirtió en el Señor de la historia. Ap 12, 10-12.

Humanamente hablando la mujer iba a perder. Pero Dios vino y se coloco al lado de la vida. La mujer venció y la vida venció. El Dragón de Maldad y de muerte fue derrotado. No tiene explicación. La flaqueza venció la fuerza.

Esta victoria de Dios nos garantiza la victoria final del bien, en esta lucha contra el mal que continua hasta hoy. Dios tomo partido y definió su posición. El Dragón de Maldad será derrotado.

 

Toda esta lucha inmensa comenzó muy humildemente, con la visita del ángel a la casa de Maria en Nazaret y con el nacimiento tan pobre de Jesús en Belén. Cuando el ángel vino, Augusto, el Emperador no supo nada. Nadie se entero. Pero las cosas grandes de Dios suelen acontecer en lo escondido de la vida de las personas humildes que creen que para Dios nada es imposible. Personas que merecen el elogio de Isabel a la Virgen Maria: “Feliz la que ha creído que se cumplirán las cosas que le fueron dichas de parte del Señor”

Así, estas personas sencillas realizan las cosas realmente grandes, sin que casi se noten. Así fue la vida de una mujer de Nazaret a quien su pueblo la llamaba Mirían. Maria, la elegida de Dios. La esclava del Señor. A quien Dios le concedió su favor y Dijo Maria: “Yo soy la servidora del Señor; hágase en mi lo que has dicho” Lc 1, 26-38.

Feceva

¿Como hablar de MARIA hoy?

¿Como hablar de MARIA hoy?

COMO HABLAR HOY DE LA VIRGEN MARIA

 

Cuando hay que hablar de María se encuentra uno como en apuros. No sabe por donde empezar, ya que la Virgen es un mundo terreno y divino al mismo tiempo. El nombre de María, parece uno de los más difíciles de pronunciarse para los cristianos de hoy. Se calla fácilmente de ella en la investigación, en los libros, en la oración cotidiana:

 

Unos, porque dicen que no sienten interés por María, la madre de un Señor en el que poco o nada creen y sobre todo, en el que no viven.

Otros porque, a pesar de haber transcurrido varios años desde que termino el Concilio Vaticano II (C.V. II), no han alcanzado a entender aun las líneas señaladas para situar a María en el lugar que le corresponde en el pensamiento y en la vida del cristiano, que es el mismo que le corresponde en la historia de nuestra salvación y han preferido no hablar de ella ni pensar en ella, como si el único camino para no deformar la figura de la Madre fuera ignorarla.

Otros, en fin, porque en resumidas cuentas, no saben quien es María y no lo saben porque no se han molestado en abrir las paginas de la Biblia donde aparecen los misterios de la vida de Cristo, que es hijo de María.

 

Por esto nos sobra razones para quienes amamos a María. Porque María camino y estuvo en  la historia, hoy la vemos alejada de muchos que, por otra parte, no quisieran perderla, prueba de lo cual es que la buscan por caminos equivocados y hechos extraordinarios: No la buscan en la Palabra de Dios, pero si en el santuario o en la peregrinación o en la aparición mas o menos autentica.

La Iglesia nos invita a tener presente ciertos criterios en la visión de María, criterios que estaban muy en desuso en la piedad y en la vida mariana antes del C.V. II y de manera peculiar en cierta abundancia de la devoción mariana propia de países tan imaginativos y frescos en su pensar como alejados de la realidad en su reflexión.

 

Ante todo nos invita a encontrar a María tal como aparece en el Evangelio y no precisamente en las creaciones de la imaginación, sino en su puesto como Madre del Señor Jesús, con la totalidad de su función, que es demasiado grande como para que necesite aditamentos.

 

Reencontrarla así, cercana a nosotros como estuvo cercana a Jesús y a sus discípulos, a la Iglesia primitiva. Que no tengamos que buscar una Virgen milagrosa en el Evangelio, porque no la vamos encontrar, ya que no hizo ninguno, aunque dio a luz al Verbo de Dios y provoco el primer signo en Cana de Galilea.

Dentro de este criterio de atenerse a la Palabra de Dios, también nos invita a ver a María en su propia historia, que es parte de la historia de la salvación. Y por lo mismo ver: “La historia de su alma, del desarrollo de su fe y la historia de su misión”  

 

Ante todo, el desarrollo de su fe. Es que, a fuerza de votos, muchos teólogos marianos nos tenían acostumbrados a una Virgen-Vidente desde el principio de su ser y no a una Virgen que tuvo que ignorar, dudar y creer y por lo mismo fue declarada dichosa por haber creído, es decir, porque, como nosotros, tuvo que vivir toda la aventura de la fe con sus consecuencias de oscuridad, noche y sufrimientos. Nos recuerdan lo que con igual encarecimiento nos puso de presente el C.V. II sobre la Virgen que: “Lo atado por la virgen Eva con su incredulidad, fue desatado por la Virgen María mediante su fe”, una fe que no es distinta de la de los demás, puesto que también ella, como nosotros, fue peregrina y tenia para su fe los mismos instrumentos que nosotros tenemos a nuestra disposición, si no es que el principal, Jesús con su Espíritu, estaba mas cercano de ella.

 

Nos invita también a encontrar en María la función esencialmente eclesial que le corresponde en nuestra vida espiritual, para lo cual, a su vez, tenemos que darnos cuenta de que la Iglesia no es un simple recipiente de nuestra existencia como cristianos y caminantes, sino que la Iglesia es la esencia misma de nuestro peregrinar y en ella querámoslo o no, María tiene una función dispuesta por la elección Divina.

 

Pablo en su carta a los Galatas solamente habla una vez de María cuando nos dice que el hijo de Dios nació de una mujer. (Ga 4, 4)

 

Lucas en los Hechos de los Apóstoles presenta a María en oración en medio de la primera comunidad cristiana, en espera de la efusión del Espíritu Santo (He 1, 14).

 

Marco también menciona a María y nos comenta en su Evangelio. Como era mucha gente sentada en torno a Jesús, le transmitieron este recado: “Oye, tu madre, tus hermanos y tus hermanas se encuentran fuera y preguntan por ti”. (Mc 3, 31-35).

 

Evidentemente, seria demasiado largo detenernos en los detalles de todo lo que dicen en los evangelios sobre la madre de Jesús, aunque es poco. El papel de María es muy escondido para ellos, podría decirse que solo por casualidad y que solamente cuando tienen que referirse a la madre de Jesús, la mencionan en episodios que no se refieren directamente a ella.

 

Juan introduce a María en la vida publica de su hijo cuando, en las bodas de Cana (Jn 2, 1-12), ella solicita a Jesús que realice su primer milagro. Es la iniciación del misterio de intercesión de la madre ante su hijo que no le niega nada. Es también en esta ocasión cuando los apóstoles tienen el primer conocimiento de María, la madre de su Maestro. La verdad hermanos es que los Doce todavía no comprenden mucho el misterio insondable de Jesús; menos aun el misterio de su madre en su maternidad excepcional. Pero por su intercesión discreta María hace crecer la fe de ellos. Porque, aquel primer milagro conseguido por la intercesión de María, revela la gloria de Jesús: Y creyeron en él sus discípulos, nos puntualiza Juan.

 

La maternidad espiritual de María, Madre de la Iglesia, se anuncia ya desde aquí. Alcanzara su culminación al pie de la cruz, al final del misterio publico de Jesús. Es que a esta presencia de María al principio de la vida publica corresponde.

 

También es Juan, que resalta la presencia de María al pie de la cruz al final del ministerio publico de Jesús (Jn 19, 25-27). Por una intención manifiesta, varios pormenores de las dos escenas se corresponden y se hacen eco. Cana es el comienzo de la glorificación de Jesús: La hora de este comienzo se anticipa por intercesión de María: “Mujer ¿Cómo  se te ocurre? Aun no ha llegado mi hora”. Es como si Jesús le dijera a su madre: ¿Que quieres mujer? ¿Que tengo yo contigo, mujer? Es un sentimiento para rehusar una intervención que se juzga inoportuna. Pero Jesús no puede rehusar lo que su madre le pide. Es, sobre todo, el apelativo mujer lo que resulta insólito y que solamente se clarifica acudiendo a la presencia de María junto a la cruz, cuando la hora de la glorificación ha llegado y se consuma gracias y por medio del retorno del Hijo a la derecha del Padre: Jesús, al ver a su madre y junto a ella al discípulo que más quería, dijo a la madre: “Mujer, ahí tienes a tu hijo” Después dijo al discípulo: “Ahí tienes a tu madre”. Jesús proclama la maternidad espiritual de María que se convierte, no solamente en la madre espiritual de Juan, sino en él, la madre de todos los que creen en Jesús, representados allí por el discípulo a quien Jesús amaba. Por esto dice al discípulo y a todos nosotros: “Ahí tienes a tu madre”

La expresión mujer, se clarifica como una evocación a la mujer Eva, la madre de todos aquellos a quienes la muerte del nuevo Adán, trae a la vida. Estas implicaciones de la expresión mujer se justifican en el conjunto del Evangelio Espiritual de Juan, él mas teólogo de los evangelistas. En él aparece María de pie junto a la cruz como la nueva Eva, con el alma traspasada por una espada (Lc 2, 35.) Y más claramente corredentora, asociada a la obra redentora de su Hijo que solo El podía realizar. Corredentora y nuestra madre espiritual, ella colabora a nuestra generación de hijos de Dios a través de su dolor. Desde Cana ella nos conduce hacia Cristo.

A lo largo de los siglos, el Señor ha querido multiplicar las señales de su asistencia misericordiosa y nos ha dejado a María como faro poderosísimo para que sepamos orientarnos cuando estemos perdidos.

Yo soy la Madre del amor hermoso, en mi esta toda la esperanza de vida y de virtud (Ecl 24, 24.)

Feceva