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MARIA REINA y MADRE

Mensaje 25  Mayo de 2009

 

¡Queridos hijos! En este tiempo, os invito a todos a orar por la venida del Espíritu Santo en cada criatura bautizada, para que el Espíritu Santo os renueve a todos y os conduzca por el camino del testimonio de vuestra fe, a vosotros y a todos aquellos que están lejos de Dios y de Su amor. Yo estoy con vosotros e intercedo por vosotros ante el Altísimo. ¡Gracias por haber respondido a mi llamada! !”

 

 

No olvides las tristezas de la tierra.

Virgen Santa,
En medio de tus glorias
No olvides las tristezas de la tierra.
Dirige tu mirada de bondad
A aquellos que sufren
Que luchan contra las dificultades
Y que no cesan de conocer las amarguras.
Ten piedad de quienes se aman
Y se encuentran separados.
Ten piedad de los que viven aislamiento del corazón.
Ten piedad de nuestra fe.
Ten piedad de los que lloran
de los que oran, de los que gimen.
Dadnos a todos la esperanza y la paz.
¡Asís sea!

 

Virgen de la Medalla Milagrosa

Virgen de la Medalla Milagrosa

EL SIGNO TOTAL DE LA MEDALLA MILAGROSA

Culto de verdad y de amor - El retrato de la Madre

 


EXPOSICIÓN BREVE

La Virgen quiso que se acuñara, llevara y difundiera la Medalla Milagrosa. Es su retrato preferido para que la recordemos y recordemos lo que ella quiere. Es un pequeño signo de la salvación que su Hijo nos trae, para que actúe en nosotros y transforme al mundo. Es un instrumento de la gracia divina, porque "Mientras honramos a la Madre, conocemos mejor al Hijo, lo amamos y glorificamos, y cumplimos mejor sus mandamientos". (LG 66) María vive pues, y "Asunta a los cielos, no ha dejado su misión salvadora... sino que, con amor materno, continúa cuidando de los hermanos de su Hijo que todavía peregrinan"
(LG 62). Por eso los cristianos, el Pueblo todo de Dios, volvemos a ella nuestros ojos y nuestra devoción.
Naturalmente, la Virgen María no es ninguna divinidad: sólo hay un Dios verdadero, Padre, Hijo y Espíritu Santo; y sólo a Dios se debe adoración. No veneramos a María por ser Dios, pero sí por ser la Madre de Dios y porque ninguna criatura nos lleva más directamente a Dios.

LECTURA DE LOS ESCRITOS DE SANTA CATALINA LABOURÉ

-         Escuché una voz que me dijo: "Haz acuñar una Medalla según este modelo. Todas las personas que la lleven recibirán muchas gracias... sobre todo si la llevan con gran confianza".

CATEQUESIS DEL PAPA SOBRE LA SANTÍSIMA VIRGEN

-         María testimonió el valor de una vida pura y llena de ternura hacia todos los hombres. La belleza de su alma, entregada totalmente al Señor, es objeto de admiración para el pueblo cristiano. En María la comunidad cristiana ha visto siempre un ideal de mujer, llena de amor y de ternura, porque vivió la pureza del corazón y de la carne.

Más aún: María se presenta a los cristianos de todos los tiempos, como aquella que experimenta una vida de compasión por los sufrimientos de la humanidad.
Esta compasión no consiste sólo en una participación afectiva, sino que se traduce en una ayuda eficaz y concreta ante las miserias materiales y morales de la humanidad.

-         Así, la devoción a la Madre de Dios, alentando la confianza y la espontaneidad, contribuye a infundir serenidad en la vida espiritual y hace progresar a los fieles por el camino exigente de las bienaventuranzas.


LECTURA DE LA PALABRA DE DIOS

-         Hechos de los Apóstoles 1 y 2


PARA LA REFLEXIÓN

1.         ¿En qué aspectos es la Virgen María ejemplo para la mujer de hoy?

2.        ¿Cómo muestras compasión y preocupación por las necesidades de tus hermanos hoy?
    Nombra casos concretos.

3.        ¿Es tu vida de cristiano/a un ejemplo total de entrega y seguimiento al Señor?

4.        ¿Es María conocida y amada en tu pueblo, en tu ambiente?

 

APARICIONES A SANTA CATALINA LABOURE Y LA MEDALLA MILAGROSA

París - 1830

 

Las Apariciones: “La Medalla Milagrosa

Las apariciones

El 1830 es un año clave: tiene lugar en París la primera aparición moderna de la Virgen Santísima. Comienza lo que Pío XII llamó la "era de María", una etapa de repetidas visitaciones celestiales. Entre otras: La Salette, Lourdes, Fátima... Y como en su visita a Santa Isabel, siempre viene para traernos gracia, para acercarnos a Jesús, el fruto bendito de su vientre. También para recordarnos el camino de salvación y advertirnos las consecuencias de optar por otros caminos.

 

Santa Catalina Labouré

Catalina nació el 2 de mayo de 1806, en Fain-les-Moutiers, Borgoña (Francia). Entró a la vida religiosa con la Hijas de la Caridad el 22 de enero de 1830 y después de tres meses de postulantado, 21 de abril, fue trasladada al noviciado de París, en la Rue du Bac, 140.

 

El Corazón de San Vicente

La novicia estaba presente cuando trasladaron los restos de su fundador, San Vicente de Paul, a la nueva iglesia de los Padres Paules a solo unas cuadras de su noviciado. El brazo derecho del santo fue a la capilla del noviciado. En esta capilla, durante la novena, Catalina vio el corazón de San Vicente en varios colores. De color blanco, significando la unión que debía existir entres las congregaciones fundadas por San Vicente. De color rojo, significando el fervor y la propagación que habían de tener dichas congregaciones. De color rojo oscuro, significando la tristeza por el sufrimiento que ella padecería. Oyó interiormente una voz: "El corazón de San Vicente está profundamente afligido por los males que van a venir sobre Francia". La misma voz añadió un poco mas tarde: "El corazón de San Vicente está mas consolado por haber obtenido de Dios, a través de la intercesión de la Santísima Virgen María, el que ninguna de las dos congregaciones perezca en medio de estas desgracias, sino que Dios hará uso de ellas para reanimar la fe".

 

Visiones del Señor en la Eucaristía

Durante los 9 meses de su noviciado en la Rue du Bac, sor Catalina tuvo también la gracia especial de ver todos los días al Señor en el Santísimo Sacramento.

El domingo de la Santísima Trinidad, 6 de junio de 1830, el Señor se mostró durante el evangelio de la misa como un Rey, con una cruz en el pecho. De pronto, los ornamentos reales de Jesús cayeron por tierra, lo mismo que la cruz, como unos despojos desperdiciables. "Inmediatamente - escribió sor Catalina - tuve las ideas mas negras y terribles: que el Rey de la tierra estaba perdido y sería despojado de sus vestiduras reales. Sí, se acercaban cosa malas".

 

Catalina sueña con ver a la Virgen

El domingo 18 de Julio 1930, víspera de la fiesta de San Vicente de Paul, La maestra de novicias les había hablado sobre la devoción a los santos, y en particular a la Reina de todos ellos, María Santísima. Sus palabras, impregnadas de fe y de una ardiente piedad, avivaron en el corazón de Sor Laboure el deseo de ver y de contemplar el rostro de la Santísima Virgen. Como era víspera de San Vicente les habían distribuido a cada una un pedacito de lienzo de un roquete del santo. Catalina se lo tragó y se durmió pensando que S. Vicente junto con su ángel de la guarda, le obtendría la gracia de que su deseo de ver a la Virgen seria esa misma noche seria escuchado. Precisamente, los anteriores favores recibidos en las diversas y multiplicadas apariciones de San Vicente a Sor Catalina alimentaban en su corazón una confianza sin límites hacia su bienaventurado Padre, y su candor y viva esperanza no la engañaron. "La confianza consigue todo cuanto espera" (San Juan de la Cruz).

 

El Angel la despierta

Todo era silencio en la sala donde dormía Sor Catalina y cerca de las 11:30 PM oyó que por tres veces la llamaban por su nombre. Se despertó y apartando un poco las cortinas de su cama miro del lado que venia la voz y vio entonces un niño vestido de blanco, que parecía tener como cuatro o cinco años, y el cual le dijo: "Levántate pronto y ven a la capilla; la Santísima Virgen te espera".

Sor Catalina vacila; teme ser notada de las otras novicias; pero el niño responde a su preocupación interior y le dice: "No temas; son las 11:30 p.m.; todas duermen muy bien. Ven yo te aguardo".

Ella no se detiene ya ni un momento; se viste con presteza y se pone a disposición de su misterioso guía, "que permanecía en pie sin separarse de la columna de su lecho."

Vestida Sor Catalina, el niño comienza a andar, y ella lo sigue marchando a "su lado izquierdo". Por donde quiera que pasaban las luces se encendían. El cuerpo del niño irradiaba vivos resplandores y a su paso todo quedaba iluminado.

Al llegar a la puerta de la capilla la encuentra cerrada; pero el niño toca la puerta con su dedito y aquella se abrió al instante.

Dice Catalina: "Mi sorpresa fue mas completa cuando, al entrar a la capilla, vi encendidas todas las velas y los cirios, lo que me recordaba la Misa de media noche". (pero todavía ella no ve a la Virgen)

El niño la llevó al presbiterio, junto al sillón destinado al P. Director, donde solía predicar a las Hijas de la Caridad, y allí se puso de rodillas, y el niño permaneció en pie todo el tiempo al lado derecho.

La espera le pareció muy larga, ya que con ansia deseaba ver a la Virgen. Miraba ella con cierta inquietud hacia la tribuna derecha, por si las hermanas de vela, que solían detenerse para hacer un acto e adoración, la veían.

 

Por fin llego la hora deseada, y el niño le dijo: "Ved aquí a la Virgen, vedla aquí"

Sor Catalina oyó como un rumor, como el roce de un traje de seda, que partía del lado de la tribuna, junto al cuadro de S, José. Vio que una señora de extremada belleza, atravesaba majestuosamente el presbiterio, "Fue a sentarse en un sillón sobre las gradas del altar mayor, al lado del Evangelio".

Sor Catalina en el fondo de su corazón dudaba si verdaderamente estaba o no en presencia de la Reina de los Cielos, pero el niño le dijo: "Mira a la Virgen".

Le era casi imposible describir lo que experimentaba en aquel instante, lo que paso dentro de ella, y le parecía que no veía a la Santísima Virgen.

Entonces el niño le habló, no como niño, sino como el hombre mas enérgico y palabras muy fuertes: "¿Por ventura no puede la Reina de los Cielos aparecerse a una pobre criatura mortal en la forma que mas le agrade?"

Entonces, mirando a la Virgen, me puse en un instante a su lado, me arrodille en el presbiterio, con las manos apoyadas en las rodillas de la Santísima Virgen. "Allí pase los momentos mas dulces de mi vida; me seria imposible decir lo que sentí".

Ella me dijo cómo debía portarme con mi director, la manera de comportarme en las penas y acudir (mostrándome con la mano izquierda) a arrojarme al pie del altar y desahogar allí mi corazón, pues allí recibiría todos los consuelos de que tuviera necesidad. Entonces le pregunté que significaban las cosa que yo había visto, y ella me lo explicó todo".

 

Instrucciones de la Santísima Virgen

Fueron muchas las confidencias que Sor Catalina recibió de los labios de María Santísima, pero jamas podremos conocerlas todas, porque respecto a algunas de ellas, le fue impuesto el mas absoluto secreto.

La Virgen le dio algunos consejos para su particular provecho espiritual: (La Virgen es Madre y Maestra)

1-     Como debía comportarse con su director (humildad profunda y obediencia). Esto a pesar de que su confesor, el padre Juan María Aladel, no creyó sus visiones y le dijo que las olvidara.

2-     La manera de comportarse en las penas, (paciencia, mansedumbre, gozo)

3-     Acudir siempre (mostrándole con la mano izquierda) a arrojarse al pie del altar y desahogar su corazón, pues allí recibiría todos los consuelos de que tuviese necesidad. (corazón indiviso, no consuelos humanos)

 

La Virgen también le explicó el significado de todas las apariciones y revelaciones que había tenido de San. Vicente y del Señor.

Luego continuó diciéndole:

-       Dios quiere confiarte una misión; te costara trabajo, pero lo vencerás pensando que lo haces para la gloria de Dios. Tu conocerás cuan bueno es Dios. Tendrás que sufrir hasta que los digas a tu director. No te faltaran contradicciones; mas te asistirá la gracia; no temas. Háblale a tu director con confianza y sencillez; ten confianza no temas. Veras ciertas cosas; díselas. Recibirás inspiraciones en la oración.

-      Los tiempos son muy calamitosos. Han de llover desgracias sobre Francia. El trono será derribado. El mundo entero se vera afligido por calamidades de todas clases (al decir esto la Virgen estaba muy triste). Venid a los pies de este altar, donde se prodigaran gracias a todos los que las pidan con fervor; a todos, grandes y pequeños, ricos y pobres.

-       Deseo derramar gracias sobre tu comunidad; lo deseo ardientemente. Me causa dolor el que haya grandes abusos en la observancia, el que no se cumplan las reglas, el que haya tanta relajación en ambas comunidades a pesar de que hay almas grandes en ellas. Díselo al que esta encargado de ti, aunque no sea el superior. Pronto será puesto al frente de la comunidad. El deberá hacer cuanto pueda para restablecer el vigor de la regla. Cuando esto suceda otra comunidad se unirá a las de ustedes.

-       Vendrá un momento en que el peligro será grande; se creerá todo perdido; entonces yo estaré contigo, ten confianza. Reconocerás mi visita y la protección de Dios y de San. Vicente sobre las dos comunidades..

-         Mas no será lo mismo en otras comunidades, en ellas habrá víctimas..(lagrimas en los ojos). El clero de París tendrá muchas víctimas. Morirá el señor Arzobispo.

-         Hija mía, será despreciada la cruz, y el Corazón de mi Hijo será otra vez traspasado; correrá la sangra por las calles (La Virgen no podía hablar del dolor, las palabras se anudaban en su garganta; semblante pálido). El mundo entero se entristecerá. Ella piensa: ¿cuando ocurrirá esto? y una voz interior asegura: cuarenta anos y diez y después la paz.

La Virgen después estar con ella unas dos horas, desaparece de la vista de Sor Catalina como una sombra que se desvanece.

En esta aparición la Virgen:

·         Le comunica una misión que Dios le quiere confiar.

·         La prepara con sabios consejos para que hable con sumisión y confianza a su director.

·         Le anuncia futuros eventos para afianzar la fe de aquellos que pudieran dudar de la aparición.

·         Le Regala una relación familiar de madre-hija: la ve, se acerca a ella, hablan con familiaridad y sencillez, la toca y la Virgen no solo consiente, sino que se sienta para que Catalina pueda aproximarse hasta el extremo de apoyar sus brazos y manos en las rodillas de la Reina del Cielo.

 

Todas las profecías se cumplieron:

1-     La misión de Dios pronto le fue indicada con la revelación de la medalla milagrosa.

2-     Una semana después de esta aparición estallaba la revolución. Los revoltosos ocupaban las calles de París, saqueos, asesinatos, y finalmente era destronado Carlos X, sustituido por el "rey ciudadano" Luis Felipe I, gran maestro de la masonería.

3-     El P. Aladel (director) es nombrado en 1846 Director de las Hijas de la Caridad, establece la observancia de la regla y hacia la década del 60 otra comunidad femenina se une a las Hijas de la Caridad.

4-     En 1870 (a los 40 años) llego el momento del gran peligro, con los horrores de la Comuna y el fusilamiento del Arzobispo Mons. Darboy y otros muchos sacerdotes.

5-     Solo queda por cumplir la ultima parte.

 

Aparición del 27 de noviembre del 1830

La tarde el 27 de Noviembre de 1830, sábado víspera del primer domingo de Adviento, en la capilla, estaba Sor Catalina haciendo su meditación, cuando le pareció oír el roce de un traje de seda que le hace recordar la aparición anterior.

Aparece la Virgen Santísima, vestida de blanco con mangas largas y túnica cerrada hasta el cuello. Cubría su cabeza un velo blanco que sin ocultar su figura caía por ambos lados hasta los pies. Cuando quiso describir su rostro solo acertó a decir que era la Virgen María en su mayor belleza.

Sus pies posaban sobre un globo blanco, del que únicamente se veía la parte superior, y aplastaban una serpiente verde con pintas amarillas. Sus manos elevadas a la altura del corazón sostenían otro globo pequeño de oro, coronado por una crucecita.

 

La Stma. Virgen mantenía una actitud suplicante, como ofreciendo el globo. A veces miraba al cielo y a veces a la tierra. De pronto sus dedos se llenaron de anillos adornados con piedras preciosas que brillaban y derramaban su luz en todas direcciones, circuncidándola en este momento de tal claridad, que no era posible verla.

Tenia tres anillos en cada dedo; el mas grueso junto a la mano; uno de tamaño mediano en el medio, y |no mas pequeño, en la extremidad. De las piedras preciosas de los anillos salían los rayos, que se alargaban hacia abajo; llenaban toda la parte baja.

Mientras Sor Catalina contemplaba a la Virgen, ella la miró y dijo a su corazón:

Este globo que ves (a los pies de la Virgen) representa al mundo entero, especialmente Francia y a cada alma en particular. Estos rayos simbolizan las gracias que yo derramo sobre los que las piden. Las perlas que no emiten rayos son las gracias de las almas que no piden.

Con estas palabras La Virgen se da a conocer como la mediadora de las gracias que nos vienen de Jesucristo.

El globo de oro (la riqueza de gracias) se desvaneció de entre las manos de la Virgen. Sus brazos se extendieron abiertos, mientras los rayos de luz seguían cayendo sobre el globo blanco de sus pies.

 

La Medalla Milagrosa: En este momento se apareció una forma ovalada en torno a la Virgen y en el borde interior apareció escrita la siguiente invocación: "María sin pecado concebida, ruega por nosotros, que acudimos a ti"

Estas palabras formaban un semicírculo que comenzaba a la altura de la mano derecha, pasaba por encima de la cabeza de la Santísima Virgen, terminando a la altura de la mano izquierda.

Oyó de nuevo la voz en su interior: "Haz que se acuñe una medalla según este modelo. Todos cuantos la lleven puesta recibirán grandes gracias. Las gracias serán mas abundantes para los que la lleven con confianza".

La aparición, entonces, dio media vuelta y quedo formado en el mismo lugar el reverso de la medalla.

En el aparecía una  M, sobre la cual había una cruz descansando sobre una barra, la cual atravesaba la letra hasta un tercio de su altura, y debajo los corazones de Jesús y de María, de los cuales el primero estaba circundado de una corona de espinas, y el segundo traspasado por una espada. En torno había doce estrellas.

La misma aparición se repitió, con las mismas circunstancias, hacia el fin de diciembre de 1830 y a principios de enero de 1831. La Virgen dijo a Catalina: "En adelante, ya no veras, hija mía; pero oirás mi voz en la oración".

Un día que Sor Catalina estaba inquieta por no saber que inscripción poner en el reverso de la medalla, durante la oración, la Virgen le dijo: "La M y los dos corazones son bastante elocuentes".

 

Símbolos de la Medalla y mensaje espiritual:

 

En el Anverso:

-         María aplastando la cabeza de la serpiente que esta sobre el mundo. Ella la Inmaculada tiene todo poder en virtud de su gracia para triunfar sobre Satanás.

-         El color de su vestuario y las doce estrellas sobre su cabeza: la mujer del Apocalipsis, vestida del sol.

-         Sus manos extendidas transmitiendo rayos de gracia: su misión de madre y mediadora de las gracias. derramando sobre el mundo y a quienes pidan.

-         Jaculatoria: dogma de la inmaculada concepción (impulso la definición en 1854- Lourdes). Misión de intercesión, confiar y recurrir a la Madre.

-         El globo a los pies: el pecado del mundo

-         El globo en sus manos: el mundo ofrecido a Jesús por sus manos.

 

En el reverso:

-         La cruz: el misterio de redención- precio que pago Cristo. obediencia, sacrificio, entrega

-         La M: símbolo de María y de su maternidad espiritual.

-         La barra: es una letra del alfabeto griego, "yota" o I, que es monograma del nombre, Jesús.

Agrupados ellos: La Madre de Jesucristo Crucificado, el Salvador.

-         Las doce estrellas: signo de la Iglesia que Cristo funda sobre los apóstoles y que nace en el Calvario de su corazón traspasado.

-         Los dos corazones: la corredención. Unidad indisoluble. Futura devoción a los dos y su reinado.

 

Nombre:

La Medalla se llamaba originalmente: "De la Inmaculada Concepción", pero al expandirse la devoción y haber tantos milagros concedidos a través de ella, se le llamó popularmente "La Medalla Milagrosa".

 

Conversión de Ratisbone:

Ratisbone era abogado y banquero, judío, de 27 años. Tenía gran odio hacia los católicos por que su hermano Teodoro se había convertido y ordenado sacerdote, tenía como insignia la medalla milagrosa y luchaba por la conversión de los judíos.

Alfonso pensaba casarse poco después con una hija de su hermano mayor, Flora, diez años menos que el, cuando en enero de 1842, haciendo un viaje de turismo a Nápoles y Malta, por una equivocación de trenes llego equivocación a Roma. Aquí se creyó en la obligación de visitar a un amigo de la familia, el barón Teodoro de Bussiere, protestante convertido al catolicismo.

 

El barón le recibió con toda cordialidad y se ofreció a enseñarle Roma. En una reunión donde Ratisbone hablaba horrores de los católicos, este barón lo escuchó con mucha paciencia y al final le dijo: "Ya que usted está tan seguro de si, prométame llevar consigo lo que le voy a dar- ¿Que cosa?. Esta medalla. Alfonso la rechazó indignado y el barón replicó: "Según sus ideas, el aceptarla le debía dejar a usted indiferente. En cambio a mi me causaría satisfacción." Se echo a reír y se la puso comentando que el no era terco y era un episodio divertido. El barón se la puso al cuello y le hizo rezar el Memorare.

 

El barón pidió oraciones a varias personas entre ellas al conde La Ferronays quien le dijo: "si le ha puesto la medalla milagrosa y le ha hecho rezar el Memorare, seguro que se convierte." El conde murió de repente dos días después. Se supo que durante esos dos días había ido a la basílica de Sta. María la Mayor a rezar cien Memorares por la conversión de Ratisbone.

 

Por la Plaza España se encuentra el barón con Ratisbone en su último día en Roma y este le invita a pasear. Pero antes tenía que pasar por la Iglesia de San Andrés a arreglar lo del funeral del conde. Ratisbone se baja en la Iglesia: "A los pocos momentos de encontrarme en la Iglesia, me sentí dominado por una turbación inexplicable. Levanté los ojos y me pareció que todo el edificio desaparecía de mi vista. Una de las capillas (San Miguel) había concentrado toda la luz, y en medio de aquel esplendor apareció sobre el altar, radiante y llena de majestad y de dulzura, la Virgen Santísima tal y como esta grabada en la medalla. Una fuerza e irresistible me impulsó hacia la capilla. Entonces la Virgen me hizo una seña con la mano como indicándome que me arrodillara, y una vez que lo hice, me pareció por el aspecto de su rostro que me decía: "Esta bien.... La Virgen no me habló pero lo he comprendido todo."

 

El barón lo encuentra de rodillas, llorando y rezando con las manos juntas, besando la medalla. Poco tiempo mas tarde es bautizado en la Iglesia del Gesu en Roma. Por orden del Papa, se inicia un proceso canónico, y fue declarado "verdadero milagro".

 

Alfonso Ratisbone entró en la Compañía de Jesús. Ordenado sacerdote, fue destinado a París donde estuvo ayudando a su hermano Teodoro en los catecumenados para la conversión de los judíos.

Después de haber sido por 10 años Jesuita, con permiso sale de la orden y funda en 1848, las religiosas de Ntra. Sra. de Sión y las misiones de Ntra. Sra. de Sión. En solo los diez primeros años Ratisbona consiguió la conversión de 200 judíos y 32 protestantes. El P. Alfonso Ratisbona trabajó lo indecible en Tierra Santa, logrando comprar el antiguo pretorio de Pilato, que convirtió en convento e Iglesia de las religiosas. También consiguió que estas religiosas fundasen un hospicio en Ain-Karim, donde murió santamente en 1884 a los 70 años. 

 

 

 

Maria Auxiliadora

Maria Auxiliadora

HISTORIA DE MARÍA AUXILIADORA

 

Los orígenes

La advocación "María Auxilio de los Cristianos" arranca históricamente desde el siglo XVI. Se tiene constancia, en efecto, de que, hacia el año 1558, ya figuraba esta invocación en las letanías que se acostumbraban recitar en el santuario de Loreto (Italia). Estas letanías llamadas "lauretanas" -por referencia al lugar- fueron aprobadas por el Papa Clemente VIII en 1601, con exclusión de todas las demás que circulaban en otras partes. Con esto, obtuvieron, por así decir, una aprobación oficial y la garantía necesaria para difundirse en el ámbito del mundo católico. María Auxiliadora es hoy conocida en todo el mundo. La advocación "María, Auxilio de los Cristianos" comenzó entonces a hacerse general.

 

Victoria de 1571

En 1571 los turcos amenazaban con invadir Europa entera. El 7 de octubre, con el auxilio de María, la flota naval de Juan de Austria venció a las naves turcas en Lepanto. San Pío V consagra este día a Santa María de la Victoria y del Rosario y la invocación "María Auxiliadora de los Cristianos" se difunde entre el pueblo.

 

Durante las guerras religiosas del siglo XVI

De hecho, el centro de expansión radicó en aquellas tierras de Alemania meridional, que, a pesar del triunfo protestante, se propusieron mantenerse fieles al catolicismo. Como es sabido, en 1618 estalló la última de las llamadas "guerras de religión", que en historia se conoce con el nombre de "guerra de los treinta años" (1618-1648). Los príncipes católicos y el pueblo comenzaron a invocar a la Virgen Santísima con el título de "María Auxiliadora" y acudieron en peregrinación a una capilla que con esta denominación, se había levantado a la Virgen en la ciudad de Passau (Alemania). En medio de las mil vicisitudes de la guerra, de la peste y del enfrentamiento religioso de aquellos tiempos, los católicos de Baviera (capital, Munich) y del Tirol (capital, Innsbruck) se sintieron particularmente protegidos por la Santísima Virgen y experimentaron una verdadera renovación espiritual.

Este movimiento mariano estuvo alentado y guiado por los Padres Capuchinos y por una Cofradía de María Auxiliadora que, una vez reconocida por el Papa Urbano VIII en 1627, se convirtió en promotora de la nueva devoción mariana. En ella muchos creyeron encontrar un medio seguro para salvar su fe católica y la libertad de sus tierras.

 

Los turcos atacan Viena en 1683

Junto a las convulsiones religiosas y sociales provocadas en el centro de Europa por la crisis protestante, surgió el ímpetu del Islam. En 1683 los turcos, capitaneados por el visir Kará Mustafá, ponen sitio a Viena, capital del Imperio. El Papa Inocencio XI (1678-1689) vio entonces en un serio peligro la existencia de la Europa cristiana, y decidió concertar una alianza entre austriacos, alemanes y polacos para detener aquella inmensa amenaza. El esfuerzo del pontífice fue gigantesco. Mientras tanto, los predicadores de la cruzada caldearon con su palabra el espíritu de las gentes, porque lo que periclitaba era, en definitiva, el ser o no ser de una Europa bajo el signo cristiano.

Ahora bien, hacia tiempo que la devoción a María Auxiliadora había llegado a las regiones del imperio, y, por eso, ante aquella nueva coyuntura realmente difícil para el mantenimiento de la fe, los creyentes acudieron a la protección de la Virgen María.

"La invocación ‘María, ayuda’ (‘María hilf!’) -afirma un historiador- recorrió todas las regiones de Alemania y Austria".

La victoria fue para las fuerzas cristianas, aunque las islámicas eran tres veces superiores. Viena quedó liberada. Una vez más, los pueblos experimentaron la ayuda de la Virgen Auxiliadora.

 

La devoción se extiende al norte de Italia

Como se ve por las brevísimas notas históricas que anteceden, la devoción a la Virgen bajo el título de "Auxilio de los Cristianos" aparece en la vida de la Iglesia con una clara significación religiosa y social.

Más o menos por la misma época -a lo largo del siglo XVII- esta devoción pasó desde Baviera al norte de Italia y, en entró, al ducado de Saboya, cuya capital era la ciudad de Turín. Aquí la encontraría y la actualizaría el santo fundador de la Familia Salesiana, Juan Bosco, a mediados del siglo pasado. Pero a comienzos del mismo el Papa y la Iglesia habrían tenido una nueva experiencia de liberación.

 

Napoleón Bonaparte y Pío VII en 1814

Juan Bosco nació en una pequeña aldea del antiguo reino del Piamonte, el 16 de agosto de 1815. Un poco antes, se había hundido para siempre la estrella de Napoleón Bonaparte. Todos los piamonteses, pero en particular las gentes del campo, tuvieron la impresión de haber salido de una pesadilla muy desagradable. Napoleón, en efecto, entre otras cosas había ultrajado gravemente a dos Papas, a Pío VI (1775-1799) -que murió en el destierro- y a Pío VII (1800-1822) que fue víctima personal del despotismo napoleónico. Alejado de su sede de Roma y prisionero durante cinco años (1809-1814), el pontífice imploraba el auxilio de María, invitando al mismo tiempo a los cristianos a encomendarse a ella.

El emperador francés tuvo sus primeras derrotas durante el invierno 1813-1814. Entonces Pío VII se vio libre y pudo encaminarse hacia la ciudad de Roma, donde, en medio de una alegría general, entró el día 24 de mayo de 1814. El atribuyó aquella liberación -propia y de la Iglesia entera- a la protección de la Virgen y, en consecuencia, instituyó la fiesta litúrgica de María Auxiliadora, la cual debía celebrarse en Roma y en los Estados Pontificios en el día aniversario de su solemne retorno a la capital del mundo católico (Decreto del 16 de diciembre de 1814).

Fue un paso más en el camino progresivo de una devoción mariana, que, por su origen y desarrollo tenía ya una significación esencialmente eclesial. Las aportaciones espirituales, pedagógicas y sociales de San Juan Bosco en torno a esta devoción se sitúan con absoluta exactitud dentro de las perspectivas históricas aquí revisadas.

 

María Auxiliadora en la Vida de Don Bosco

 

Consagrado a la Virgen desde su nacimiento

En San Juan Bosco, el Fundador de la Familia, encontramos un caso singular en la Iglesia: Una vida conducida de modo especial, por la Virgen María, desde su nacimiento en el caserío de I Becchi, no muy lejos de Turín, el 16 agosto de 1815.

A través de la Iglesia local y de la piedad familiar Juanito Bosco nació y se educó en un ambiente profundamente mariano. Su primera escuela de amor a la Virgen fue en su familia. En octubre de 1835, cuando el joven Juan Bosco se dispone decididamente a ingresar en el seminario diocesano de Chieri, recibe de labios de su madre Margarita, profundamente emocionada, esta íntima y programática confidencia: "Juan, hijo mío... cuando naciste te consagré a la Virgen; cuando comenzaste los estudios te recomendé la devoción a esta Madre; ahora te pido que seas todo suyo. Ama a los compañeros que tengan devoción a María y si llegas a ser sacerdote recomienda y propaga siempre la devoción a María".

 

La Virgen sale a su encuentro

Mamá Margarita había recomendado a su hijo Juan que fuera todo de María. Pero es la misma Virgen María la que quiere que Juanito sea todo suyo y Ella toda de Juan.

Apenas tenía nueve años Juanito cuando tuvo un "sueño", clave para toda su vida. Allí está como en especie de código genético todo lo que después llegaría a ser la espiritualidad y la misión salesiana.

El gran protagonista del sueño, Jesús-Buen Pastor, se identifica como el Hijo de María: "Yo soy el Hijo de Aquella a quien tu madre te acostumbró a saludar tres veces al día" (aludía al rezo del Angelus).

Acto seguido, el Personaje del sueño descubre a Juanito el gran secreto para hacer posible la difícil misión que se le confía en favor de los jóvenes más abandonados: "Yo te daré una Maestra". Y en aquel instante la Virgen sale al encuentro de Juanito irrumpiendo en su vida y haciéndose cada vez más visible y presente en ella y en lo que será la obra salesiana. Juanito se echó a llorar porque no acertaba a comprender cuanto en el sueño se le estaba revelando. "A su tiempo lo comprenderás", le dijo la Señora poniéndole las manos sobre la cabeza.

En 1887, en el ocaso de su vida, lloraba Don Bosco, a lágrima viva, mientras celebraba la Misa en el altar de María Auxiliadora en la iglesia del Sagrado Corazón en Roma. Toda su vida se le había agolpado en un instante. Recuerda las palabras de la Señora: "A su tiempo lo comprenderás todo". Ahora lo comprende todo. Tenía razón la Virgen, la Auxiliadora. Jesús lo había querido así.

Itinerario de Don Bosco en la devoción a la Virgen

La devoción a María como Inmaculada, caracterizó los primeros veinte años de su sacerdocio. En esos años Don Bosco vivió con inteligente entusiasmo el clima eclesial que precedió y acompañó la proclamación dogmática de la Concepción Inmaculada (8 de diciembre de 1854) y las apariciones de Lourdes (1858). La fecha del 8 de diciembre llegó a ser una fecha céntrica en su metodología pastoral y espiritual. Una fecha que coincide también con el inicio de una de las obras salesianas más significativas: los oratorios festivos: 8 de diciembre de 1841.

Pero "se puede decir, que desde el comienzo, es la Auxiliadora la que se revela a Don Bosco, pero una Auxiliadora poco a poco va revelando el verdadero esplendor de su rostro: Aquella que es el auxilio de Don Bosco, de sus jóvenes, de sus salesianos, descubrirá un día definitivamente el santo que no es otra que la Auxiliadora de los Cristianos y de todo el pueblo de Dios en camino.

Don Bosco ha llegado a ese descubrimiento basado en su propia experiencia y en la de la historia de la Iglesia que con tanta sabiduría conoce. Por eso ha podido afirmar: "Una experiencia de dieciocho siglos nos hace ver de modo luminoso que María ha continuado desde el cielo y con el más grande éxito la misión de Madre de la Iglesia y Auxiliadora de los cristianos que había comenzado en la tierra.

 

Una opción mariana definitiva

María Auxiliadora persigue a Don Bosco. Nace el santo en 1815, un año después de que Pío VII instituía la fiesta del 24 de mayo, y no muy lejos del lugar de su nacimiento. En Turín encontrará también esta advocación, una imagen venerada en la iglesia de San Francisco de Paula en la que incluso existe una asociación en su honor, inspirada en otra existente en Munich. En 1848 se encuentran ya colocadas en su mesa de trabajo algunas estampas con el título "Auxilium Christianorum". Pero será exactamente en 1862, en plena madurez de Don Bosco, cuando éste hace la opción mariana definitiva: Auxiliadora. "La Virgen quiere que la honremos con el título de Auxiliadora: los tiempos que corren son tan aciagos que tenemos necesidad de que la Virgen nos ayude a conservar y a defender la fe cristiana".

Desde esa fecha el título de Auxiliadora aparece en la vida de Don Bosco y en su obra como "central y sintetizador". La Auxiliadora es la visión propia que Don Bosco tiene de María. La lectura evangélica que hace de María, la experiencia de su propia vida y la de sus jóvenes salesianos, y su experiencia eclesial le hacer percibir a María como "Auxiliadora del Pueblo de Dios".

 

María Auxiliadora se construye su propia casa

Desde los primeros años de su sacerdocio Don Bosco tenía el propósito de construir un templo en honor de María Santísima.

El segundo domingo de octubre de 1844 Don Bosco tiene un sueño profético, eco, una vez más del de los nueve años.

Después de un largo y fatigoso viaje a través del sueño contempla finalmente una iglesia grande y hermosa en cuyo interior vio escrito: "Aquí mi casa, de aquí mi gloria". Luego en 1845, en un nuevo sueño, contempla una hermosa iglesia en el campo de los mártires turinenses en el mismo lugar donde se levanta hoy el Santuario-Basílica de María Auxiliadora.

En 1863 Don Bosco comienza la construcción de la iglesia. Todo su capital era de cuarenta céntimos, y esa fue la primera paga que hizo al constructor. Cinco años más tarde, el 9 de junio de 1868, tuvo lugar la consagración del templo. Lo que sorprendió a Don Bosco primero y luego al mundo entero fue que María Auxiliadora se había construido su propia casa, para irradiar desde allí su patrocinio. Don Bosco llegará a decir: "No existe un ladrillo que no sea señal de alguna gracia".

 

El cuadro y la imagen que Don Bosco ideó

Don Bosco colocó en el altar mayor del Santuario de Turín un grandioso cuadro de siete metros de alto, en cuyo centro está la imagen de María Auxiliadora. Don Bosco mismo dio instrucciones minuciosas al pintor Lorenzone de cómo quería el cuadro.

Lorenzone confesaría luego que al diseñar el rostro de la Virgen una mano invisible guiaba los pinceles.

Este cuadro constituye la página más densa de la teología de Don Bosco sobre la Auxiliadora, que es la teología de la Iglesia sobre la Iglesia. Mirar el cuadro es contemplar a la Virgen en medio de un gigantesco dinamismo eclesial, es "descubrir una relación, casi diría connatural, entre espíritu salesiano -empapado de apostolado eclesial- y devoción a María Auxiliadora".

 

Apóstol de María Auxiliadora en la Iglesia

Don Bosco no se habría convertido en el más grande apóstol de María Auxiliadora de todos los tiempos si él no hubiera pasado por la experiencia, colmada de sobrenatural, de la construcción de la iglesia de María Auxiliadora.

La conciencia popular no tardó en descubrir el maravilloso entendimiento entre María Auxiliadora y Don Bosco, en vínculo indeleble que les unía. Don Bosco era verdaderamente ‘el Santo de María Auxiliadora’ y María Auxiliadora era ‘la Virgen de Don Bosco’.

Además del Santuario de Turín, Don Bosco:

¨      Escribe y divulga seis libritos en los que ilustra el título de Auxiliadora convirtiéndose así en el teólogo de dicho título.

¨      Funda el Instituto de las Hijas de María Auxiliadora (1872) como "monumento de perenne reconocimiento de los innumerables favores obtenidos de tan buena Madre".

¨      Pone en marcha la Obra de María Auxiliadora para las vocaciones tardías.

 

Esta obra, aunque ha desaparecido en la actualidad, ha dejado vinculado a la devoción a María Auxiliadora el compromiso por las vocaciones.

¨      A petición de los fieles funda la Asociación de Devotos de María Auxiliadora que Pío IX aprobó el 5 de abril de 1870 y que hoy se encuentra esparcida en el mundo entero.

¨      Compone y hace aprobar por Roma la Bendición de María Auxiliadora de la cual dice el IV sucesor de Don Bosco, Don Ricaldone, que es "un pequeño monumento de piedad litúrgica y mariana".

¨      Difunde la popular novena, conocida por todos, de cuya eficacia son incontables los testimonios en el mundo entero.

¨      Populariza la jaculatoria "María Auxiliadora de los Cristianos, ruega por nosotros", grabada en el corazón de todos los miembros de la Familia Salesiana.

 

A todo ello añadimos sus charlas, sermones, buenas noches y los millones de estampas, medallas y cuadros que difundió por el mundo entero.

 

Pacto con María Auxiliadora

Ciertamente que la vida de Don Bosco es una vida conducida por María Auxiliadora.

Entre María Auxiliadora y Don Bosco existe una especie de pacto, María ayuda a la Familia Salesiana y desarrolla sus obras, en tanto que cada miembro de esta familia difunde la devoción a María Auxiliadora, como un servicio eclesial. Dios se sirve de la familia de Don Bosco para propagar más el culto a su Madre en el Pueblo Cristiano.

 

Consagraciones

 

Oración a María Auxiliadora compuesta por Don Bosco

Oh María, Virgen Poderosa grande e ilustre defensora de la Iglesia, singular auxilio de los cristianos terrible como un ejército ordenado en batalla, Tú sola has triunfado en todas las herejías del mundo.

Oh Madre, en nuestras angustias, en nuestras luchas, en nuestros apuros, líbranos del enemigo y en la hora de nuestra muerte, llévanos al Paraíso. Amén.

 

Consagración de los Niños a María Auxiliadora

Oh María Auxiliadora, hoy quiero consagrarme enteramente a Ti, ofreciéndote cuanto tengo y cuanto soy, hazme crecer bueno, puro y fuerte; aumenta mi fe, esperanza y caridad, y sé para mí en todo momento Madre buena y camino seguro hacia el cielo. Amén.

 

Consagración de los Jóvenes a María Auxiliadora

Oh María Auxiliadora, yo te consagro mi vida, haz que sea ferviente, recto y puro.

Te ofrezco mi estudio y trabajo con todos los esfuerzos y sacrificios que el cumplimiento del deber impone.

Te ofrezco mi apostolado actual, su desarrollo posterior en él puesto que la providencia me depare.

Alcánzanos, Virgen María, a mí y a todos mis amigos, una generosidad alegre y una entrega total al servicio de la Iglesia.

 

Consagración y Plegaria a María Santísima Auxiliadora

Santísima e Inmaculada Virgen María, Madre de Jesús y Madre nuestra, nosotros nos consagramos enteramente a ti y prometemos vivir y obrar para la mayor gloria de Dios y la salvación de las almas.

Tú, que has sido siempre la Auxiliadora del pueblo cristiano, continúa siendo auxilio y Madre de la Iglesia.

Fortalece y santifica a los obispos y sacerdotes. Consérvalos unidos y obedientes al Papa, supremo e infalible Maestro.

Suscita numerosas y santas vocaciones apostólicas, a fin de que el reino de Jesucristo se conserve entre nosotros y se extienda por toda la tierra.

Intercede, ¡Oh Madre!, para que la gracia del Espíritu Santo atraiga a la fe a cuantos no conocen ni aceptan a tu Hijo, que es el Camino, la Verdad y la Vida.

Te rogamos Señora, que bendigas a nuestros padres y hermanos, a nuestros parientes, amigos y a la humanidad entera.

También te pedimos por nosotros: enséñanos a imitar tus virtudes, especialmente la caridad, la humildad y la pureza.

 

Ayúdanos a conservar la fe y a dar en todas partes un verdadero testimonio cristiano.

Concédenos, además, ¡Oh María Auxiliadora!, que perseveremos fieles bajo tu manto de Madre, y que nunca nos alejemos de ti.

Que tu recuerdo nos aliente dé tal modo que logremos vencer a los enemigos del alma en la vida y en la muerte, para que Contigo y con todos los ángeles y santos podamos alabar eternamente al Señor. Amén.

 

Consagración de la Familia a María Auxiliadora

Inmaculada Virgen Auxiliadora Madre de la Iglesia, inspiradora y guía de nuestra familia nosotros nos ponemos bajo tu protección materna, y, fieles a la vocación cristiana te prometemos trabajar siempre para mayor gloria de Dios y salvación del mundo.

 

Confiando en tu intercesión te rogamos, por la Iglesia, nuestra patria y nuestra familia, por los jóvenes, sobre todo los más pobres y por todos los que Cristo ha redimido.

Tú, que fuiste la Maestra de los grandes santos enséñanos a imitar sus virtudes, especialmente la unión con Dios, su vida casta, humilde y pobre, su amor al trabajo y a la templanza, la bondad y entrega ilimitada a los hermanos y su fidelidad al Papa y a los Pastores de la Iglesia.

 

Concédenos María Auxiliadora, que nuestro servicio al Señor sea fiel y generoso hasta la muerte, para que podamos llegar a la alegría de la Comunión plena en la casa del Padre. Amén.

 

Consagración a María Auxiliadora

¡Oh Santísima e Inmaculada Virgen María, tiernísima Madre nuestra y poderoso Auxilio de los Cristianos! Nosotros nos consagramos enteramente a tu dulce amor y a tu santo servicio.

Te consagramos la mente con sus pensamientos, el corazón con sus afectos, el cuerpo con sus sentidos y con todas sus fuerzas, y prometemos obrar siempre para la mayor gloria de Dios y la salvación de las almas.

 

Tú, pues, ¡Oh Virgen incomparable! que fuiste siempre Auxilio del Pueblo Cristiano, continúa, por piedad, siéndolo especialmente en estos días.

Humilla a los enemigos de nuestra religión y frustra sus perversas intenciones. Ilumina y fortifica a los obispos y sacerdotes y tenlos siempre unidos y obedientes al Papa, maestro infalible; preserva de la irreligión y del vicio a la incauta juventud; promueve las vocaciones y aumenta el número de los ministros, a fin de que, por medio de ellos, el reino de Jesucristo se conserve entre nosotros y se extienda hasta los últimos confines de la tierra.

 

Te suplicamos ¡Oh Dulcísima Madre! que no apartes nunca tu piadosa mirada de la incauta juventud expuesta a tantos peligros, de los pobres pecadores y moribundos y de las almas del Purgatorio: Sé para todos ¡Oh María! Dulce Esperanza, Madre de Misericordia y Puerta del Cielo.

 

Te suplicamos, gran Madre de Dios, que nos enseñes a imitar tus virtudes, particularmente la angelical modestia, la humildad profunda y la ardiente caridad, a fin de que, por cuanto es posible, con tu presencia, con nuestras palabras y con nuestro ejemplo, representemos, en medio del mundo, a tu Hijo, Jesús, logremos que te conozcan y amen y podamos, llegar a salvar muchas almas.

 

Haz, ¡Oh María Auxiliadora! que todos permanezcamos reunidos bajo tu maternal manto; haz que en las tentaciones te invoquemos con toda confianza; y en fin, el pensamiento de que eres tan buena, tan amable y tan amada, el recuerdo del amor que tienes a tus devotos, nos aliente de tal modo, que salgamos victoriosos contra el enemigo de nuestra alma, en la vida y en la muerte, para que podamos formarte una corona en el Paraíso. Así sea.

 

Quince Minutos con María Auxiliadora

¡María! ¡María! ¡Dulcísima María, Madre querida y poderosa Auxiliadora mía! Aquí me tienes; tu voz maternal ha dado nuevos bríos a mi alma y anhelosa vengo a tu soberana presencia... Estréchame cariñosa entre tus brazos... deja que yo recline mi cansada frente sobre tu pecho y que deposite en él mis tristes gemidos y amargas cuitas, en íntima confidencia contigo, lejos del ruido y bullicio del mundo, de ese mundo que sólo deja desengaños y pesares.

 

Mírame compasiva... estoy triste, Madre, bien lo sabes, nada me alegra ni me distrae, me hallo enteramente turbado(a) y lleno(a) de temor... Abrumado(a) bajo el peso de la aflicción, sobrecogido(a) de espanto, busco un hueco para ocultarme, como la tímida paloma perseguida por el cazador... y ese hueco, ese asilo bendito, ese lugar de refugio es, ¡Oh Madre Augusta! tu corazón.

 

A ti me acerco lleno de confianza... no me deseches ni me niegues tus piedades. Bien comprendo que no las merezco por mis muchas infidelidades; dignas de tus bondades son las almas santas e inocentes que saben imitarte y a las cuales yo tanto envidio sinceramente, mas Tú eres la esperanza y el consuelo, por eso vengo sin temor.

 

¡Madre mía! Permite que yo no toque, sino que abra de par en par la puerta de tu corazón tan bueno y entre de lleno en él pues vengo cansado(a) y sé que Tú no sabes negarte al que afligido viene a postrarse a tus pies.

 

¡Virgen Madre! Tu trono se levanta precisamente donde hay dolores que calmar, miserias que remediar, lágrimas que enjugar y tristezas que consolar... por eso, levantándome del profundo caos de mis miserias en que me encuentro sumergido(a) imitando al Pródigo del Evangelio, digo también: "Me levantaré e iré a mi dulce Madre y le diré: ¡Madre buena, aquí está tu hijo(a) que te busca! perdona si en algo te he sido infiel, soy tu pobre hijo(a) que llora, aquí me tienes aunque indigno(a) a tus favores... te pertenezco y no me separaré de Ti, hasta no llevar en mi pecho el suave bálsamo del consuelo y del perdón.

 

¿Me abandonarás dulce María? ¿No herirán tus oídos mis clamores? ¡Oh, no! tu apacible rostro ensancha mi confianza, tus castos ojos me miran compasivamente disipando las densas nubes de mi espíritu y de mi abatimiento y zozobra desaparecen con tu materna sonrisa.

 

Si majestuosa empuñas tu cetro en señal de poder, como eres mi Madre, es tan sólo para manifestarme que eres la dispensadora de las gracias y mercedes del cielo para derramarlas con abundancia sobre esta tu pobre hijo(a) que sólo desea amarte y agradecerte.

 

¡Oh sí! Tú eres el Océano, Madre, y yo el imperceptible grano de arena arrojado en él... Tú eres el rocío y yo la pobre flor mustia y marchita que necesita de Ti para volver a la vida. Que nada me distraiga, que nadie me busque... Yo estoy perdido(a) en el mar inmenso de tu bondad, estoy escondido(a) en el seno misterioso de mi bendita Madre.

 

Reina mía, confiando en tu Auxilio bondadoso y tierno quiero hablarte con la confianza del niño... quiero acariciarte, quiero llorar contigo... traer a mi memoria dulces recuerdos... derramar mi alma en tu presencia para pedirte gracias, arráncame, en una palabra el corazón para regalártelo en prenda de mi amor.

 

Escucha pues, tierna María, mi dulce Auxiliadora, una a una todas mis palabras y deja que cual bordo de fuego penetre en tu corazón, porque quiero conmoverte... quiero rendirlo y quiero en fin que tu Jesús, que tan amable abre sus bracitos sonriendo con dulzura, repita en mi favor nuevamente aquella consoladora palabra que alienta al desvalido y hace temblar al demonio: "He aquí a tu Madre, he aquí a tu hijo".

 

Sí, aquí estoy... aquí está tu pobre hijo(a) a quien has amado y amas aún con predilección y que te pertenece por todos títulos... la que descansó en tus brazos antes de reposar en el regazo maternal... la que probó tus caricias mucho antes que los maternos besos... ¿lo recuerdas?

 

Yo dormí en tu seno el dulce sueño de la inocencia, viví tranquilo(a) bajo tu manto sin conocer ni sospechas siquiera los escollos de la vida, amándote con ardor y gozando de tus caricias con las que preparaste mi alma y corazón para los rudos ataques de mis enemigos y sinsabores de la vida.

 

Tu mano salvadora no sólo me apartó del abismo en que tantas almas han perecido sino que me regaló con gracias particularísimas y especiales dones, que reserves tan sólo para tus amados.

 

Todo... todo lo confieso para mayor gloria tuya y quisiera tener mil lenguas para cantar tus alabanzas digna y elocuentemente en fervorosos y tiernos himnos de santa gratitud.

 

¡Ah cuando me hallo cercada de tinieblas y sombras de muerte, sobrecogida de angustioso quebranto... cuando mi corazón tiembla ante la presencia del dolor, este pensamiento dulcísimo de tus tiernas muestras de predilección viene a ser el rayo luminoso que hace surgir mi frente dándome alas para remontarme hasta lo infinito... ¡Oh recuerdo consolador! ¡Bendito seas!

Eres la escala por la cual subo hasta el trono de la clemencia y del amor santo y verdadero.

Más ¡ay!... pronto pasaron de aquella alma los días de encanto... con la velocidad del relámpago se disiparon mis goces infantiles y llegó para mí la hora del desamparo... Madre, no puedo soportar su peso... siento quebrantar al mismo tiempo todas mis fuerzas interiores y necesito que tu mano me sostenga para no sucumbir en la lucha...

 

Ansioso(a) te busco como el pobre náufrago busca su tabla salvadora... Levanto a Ti mis ojos y mi pesada frente como el marino en busca de la estrella que debe señalarle el puerto. Me siento como abandonado(a), semejante a una nave sin piloto a merced del oleaje tempestuoso e incesante... ¡Tengo miedo! mucho miedo de perecer, entre las turbias ondas del agitado mar del pecado... Tengo miedo de la justicia divina a quien soy deudor(a) de tantas y tan espacialísimas gracias... pero sobre todo tengo miedo... ¡Oh no quisiera ni decirlo... tengo miedo de serte ingrato(a), abandonándote algún día y olvidando tus ternuras, pagarlas con ingratitud!

 

¡Jamás lo permitas, Reina mía! Haz que viva siempre unido(a) a Ti, como la débil  hiedra vive asida fuertemente a la robusta encina defendiéndose del furioso huracán... ¿Qué sería de ésta tu hijo(a)? ¡Oh Madre! ¿Sin Ti?

 

Mil enemigos me acechan redoblando a cada paso sus infernales astucias... acosado(a) me siento por todas partes y si Tú no me amparas, ¿quién se dolerá de mí?

 

No me alejes, por piedad, sálvame... muestra que eres mi Madre Auxiliadora; olvida por piedad las veces que te he contristado, reduce a polvo mis pecados, lávame con tus lágrimas y límpiame más y más.

Tus brazos son el trono de la misericordia, en ellos descansa tu Jesús... sujétame entre ellos para que no haga uso de la justicia contra mí... dile que acepto el dolor que redime si Tú me lo envías, que venga, si es preciso, el sufrimiento aun cuando mi pobre carne tiemble ante él, con tal que mi alma se torne blanca como la nieve.

 

Sí, dile a tu amado hijo que yo quiero desagraviar para alcanzar su clemencia, dile que eche un velo sobre mis faltas y miserias y que olvide para siempre lo malo(a) que he sido... ¡María! de mi vida no resta más que la última etapa... mis ensangrentadas huellas van marcando mis pasos en la senda escabrosa de la vida que está por cortarse... mi cansado corazón late aún, sí, porque Tú les das vida y aliento, pero derrama las últimas lágrimas que manan de él cual candente lava.

 

Terminará mi existencia y ¿qué será de mí, si mi Auxiliadora no viene en ese momento terrible? ¿A quién volveré mis ojos si te alejas en ese instante? La gracia que te he pedido y tanto deseo para mi agonía, es grandísima y no la merezco, pero la espero con plena confianza y tu sonrisa me alentará. Estoy seguro(a) de que aun cuando el demonio ruja a mi alrededor, preparando su último asalto, tu mano maternal me acariciará y con sin par solicitud me prodigará los últimos consuelos en mi despedida de este triste valle de lágrimas.

 

Esto lo sé cierto, lo siento en mí y no fallará mi esperanza... ni un momento lo dudo.

Los ángeles santos, al ver las ternuras de que seré objeto en el terrible trance exclamarán también enternecidos: "Mirad cómo lo ama nuestra Reina".

 

Esta es la gracia de las gracias, mi último anhelo, mi petición suprema.

Haz ¡oh Madre mía! que tu dulcísimo nombre, que fue la primera palabra que supieron balbucir mis infantiles labios entre las caricias de mi buena madre, sea también la última expresión que suavice y endulce mi sedienta boca al entregar mi alma.

 

¡Madre!... que mi tránsito sea el postrer tributo de mi amor hacia Ti... Que sea la última nota de mis cantos que tantas veces se elevaron en tu loor y el ósculo moribundo que te envíe sea el preludio de mi eterna e íntima unión con la Majestad divina y contigo, ¡oh mi dulce, mi santa y tierna Madre Auxiliadora...!

 

Enséñame, Oh María Auxiliadora

Enséñame, Oh María Auxiliadora, a ser dulce y bueno en todos los acontecimientos de mi vida; en los desengaños, en el descuido de otros, en la falta de sinceridad de aquellos en quienes creí, en la deslealtad de aquellos en quienes confié.

 

Ayúdame a olvidarme de mí mismo para pensar en la felicidad de otros; a ocultar mis pequeños sufrimientos de tal modo que sea yo el único que los padezca.

Enséñame a sacar provecho de ellos, a usarlos de tal modo que me suavicen, no me endurezcan ni me amarguen; que me hagan paciente y no irritable; que me hagan amplio en mi clemencia y no estrecho y despótico.

 

Que nadie sea menos bueno, menos sincero, menos amable, menos noble, menos santo por haber sido mi compañero de viaje en el camino hacia la vida eterna.

 

María Auxiliadora haz que yo cambie para ayudar al cambio de los demás.

Mayo mes de MARIA

Mayo mes de MARIA

La consagración del mes de mayo a María

En el siglo XIII, el rey de Castilla, Alfonso X el Sabio, asoció en uno de sus cantos la belleza de María a la del mes de mayo. En el siglo siguiente, el bienaventurado dominicano Enrique Suso tenía, en esa época de flores, la costumbre de tejer coronas para ofrecérselas el primer día de mayo, a la Virgen.

En 1549, un benedictino, Seidl, escribió un libro titulado : «El mes de mayo espiritual», mientras san Felipe Neri exhortaba ya a los jóvenes a manifestar un culto particular a María durante el mes de mayo, cuando renía a los niños frente al altar de la Santa Virgen para agazajarla con las flores de la primavera. Un poco más tarde, los jesuitas recomiendan que la víspera del primero de mayo, en cada apartamento se erigiera un altar a María, adornado con flores y luces, a lo largo de todo el mes y que la familia se reuniera para orar y venerar a la Santa virgen, antes de sacar un papelito con la virtud que debían practicar el día siguiente.

Hoy en día, esta devoción mariana se ha perpetuado por el mundo entero. En el mes de mayo de mayo que comienza, no dudemos, como los niños de la Edad Media, en ofrecerle flores y oraciones a María.

Dios te salve, María, llena eres de gracia, el Señor es contigo, bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amen.

Nuestra Señora del Pilar

Nuestra Señora del Pilar

Nuestra Señora del Pilar

Esta tradición, tal como aparece en un documento del siglo XII conservado en la catedral de Zaragoza, remonta a la época inmediatamente posterior a la Ascensión de Cristo, cuando los apóstoles predicaron el Evangelio, fortalecidos por el Espíritu Santo.

Los documentos dicen textualmente que Santiago el Mayor, hijo del Zebedeo y hermano de San Juan, venido a España, "pasando por Asturias, llega a un territorio llamado Celtiberia, a orillas del Ebro, donde se sitúa la ciudad de Zaragoza." Después de haber predicado numerosos días, Santiago elige, entre los numerosos convertidos, a ocho discípulos.

En la noche del 2 de enero del año 40, Santiago reunido con sus discípulos a orillas del río cuando oyeron unas "voces angélicas cantar "Ave María, gratia plena "y vieron aparecer a la Virgen Madre de Cristo, sobre un pilar de mármol». La Virgen, que estaba aún viva, pidió al apóstol construirle una pequeña iglesia, con el altar en torno al pilar sobre el cual estaba. Y le prometió: "este lugar perdurará hasta el final de los tiempos" y "la virtud de Dios hará maravillas por mi intercesión a todos aquellos afligidos que reclamen mi protección

El más antiguo documento escrito sobre la aparición de María al apóstol Santiago, data del siglo XII. Pero ya existía en Zaragoza una iglesia de Santa María mucho antes de las invasiones árabes del 711; y el descubrimiento de subterráneos con la reconstrucción de la basílica pone de manifiesto que, durante las persecuciones romanas, los cristianos iban secretamente a venerar a María, al lugar donde, según la tradición, ella había posado los pies.

Sobre el sarcófago de una mártir de ese tiempo, santa Engracia, que se conserva en Zaragoza desde el siglo IV, se puede ver un bajorrelieve que según las interpretaciones representa o la Asunción de María al Cielo, o la venida de María en su aparición a Santiago.

Durante el pontificado de Pío XII, la Virgen del Pilar fue declarada patrona de la hispanidad uniendo así bajo una misma protección los países de lengua española del antiguo y del nuevo continente. Esto fue un 12 de octubre, en el año 1492, cuando las tres carabelas de Cristóbal Colón descubrieron el nuevo mundo, mientras en Zaragoza, al pie de la Virgen, se rogaba por el éxito de la expedición.

Dios te salve, María, llena eres de gracia, el Señor es contigo, bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amen.

Medjugorje

Medjugorje

Mensaje 02  Mayo  de 2009

 

"¡Queridos hijos! Ya hace mucho tiempo que os doy mi Corazón materno y os entrego a mi Hijo. Vosotros me rechazáis. Permitís que el pecado os envuelva cada vez más. Permitís que os conquiste y os anule la capacidad de discernimiento. Mis pobres hijos, mirad alrededor y observad las señales de los tiempos. ¿Creéis poder vivir sin la bendición de Dios? No permitáis que las tinieblas os envuelvan. Anheláis, en la profundidad del corazón, a mi Hijo. Su Nombre disipa las tinieblas más espesas. Yo estaré con vosotros, vosotros sólo tenéis que llamarme: "¡Estamos aquí Madre, condúcenos!." ¡Os doy las gracias!"

 

http://www.medjugorje.es

 

Reflexiones

Reflexiones

Reflexiones al Mensaje del 25 de marzo de 2009


DESPIERTEN SUS ALMAS CON ORACIÓN

"¡Queridos hijos! En este tiempo de primavera, cuando todo se despierta del sueño invernal, despierten también ustedes sus almas con la oración para que estén dispuestos a recibir la luz de Jesús resucitado. Que El, hijitos, los acerque a su Corazón para que puedan estar abiertos a la vida eterna. Oro por ustedes e intercedo ante el Altísimo por vuestra sincera conversión. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!" 03/2009


Si observamos a nuestro alrededor, vemos que la naturaleza, lentamente, despierta anunciando la primavera. En su mensaje del 25 de marzo del 2009, en la Festividad de la Anunciación, Nuestra Señora nos llamó a despertar nuestras almas con oración, de manera que puedan estar listas para recibir la luz del Jesús Resucitado. Cuando Nuestra Señora nos llama a la oración, lo primero que nos viene a la mente es rezar para la conversión de los pecadores, por el mundo, y por lo mundano. Solamente algunas personas se dan cuenta que la llamada a la oración se refiere sobre todo a nosotros mismos. Las palabras de Nuestra Señora están siempre colmadas de amor y una vez más en su último mensaje ella nos dice: despierten sus almas con la oración. Estas palabras son una llamada para cambiar nuestra actitud hacia la oración que hemos tenido hasta ahora. Hemos sido llamados para orar sobre todo para nuestra propia conversión, y solamente después para la conversión de otros. Somos nosotros que tenemos la necesidad de cambiar primero. No hasta entonces nuestros compañeros y el mundo comenzarán a cambiar. Cuando despertemos de ésta manera, será más fácil para nosotros abrirnos a Dios y recibir así la luz del Cristo Resucitado.

El corazón traspasado de Jesús es la total entrega del amor de Dios hacia el hombre. En todas las culturas, el corazón, aparte de ser un órgano de nuestro cuerpo, es también un símbolo del amor. Éso es porque Nuestra Señora nos dice: " Que Jesús los acerque a su corazón, para que ustedes lleguen a abrirse a la vida eterna." Jesús amó a su gente tanto, que Él no escatimó su vida. Él se humillo y se dio del todo para demostrarnos su amor. Sin embargo, en esa época, Jesús no fue aceptado. Tampoco lo es aceptado hoy. Él está siendo insultado, herido, maltratado con la lengua, maldecido, difamado, odiado. Es por eso que con éste mensaje Nuestra Señora nos llama a estar más cerca del corazón de Jesús, no solamente nosotros los católicos, pero el mundo entero, de manera que estemos abiertos a la vida eterna. ¿Se perderá una vez más esta llamada en lo árido y lo perdido de éste mundo? ¿Fallaremos a escuchar otra llamada de la Reina de la Paz de Medugorje?

Es un deber de todo el que ha experimentado el amor de Dios y el amor de Nuestra Señora para atestiguar y para demostrar no sólo a Europa, sino al mundo entero el amor del que fue crucificado, del que murió en la cruz, del amor resucitado y vivo hoy. Cada nuevo día es una oportunidad para que seamos testigos de este amor. Nuestra gran abogada, mediadora e intercesora Virgen Maria - Nuestra Señora ruega por nosotros.

Pbro. Danko Perutina
Medugorje 26/03/2009

Paz, paz y solo paz

Paz, paz y solo paz

Reina de la paz ...

 

¡Paz,paz y solo paz!

Debe reinar la paz entre el hombre y Dios y entre los hombres. ¡Conviertanse! ¡Regresen a Dios! Mi llamado a la conversion es urgente. Soy la Reina de la Paz y vengo a llevarlos a Jesus. Abandonense totalmente a El y no teman nada. Dejen que Yo los guie hasta Dios. Oren y ayunen por la paz del mundo, por la paz en sus corazones, en sus familias, en su tierra. No dejen de orar. Oro con ustedes y por ustedes, pero necesito sus oraciones. Oren con el corazon. Por eso perdonen, reconciliense. Toda oracion que viene del corazon es agradable a Dios.

En la oracion esta la salvacion. Oren hasta que la oracion se vuelva alegria. Recen el Rosario, cada dia, solos, en grupos, en familia. Dios le ha dado poder al Rosario. No hay situaciones por dificiles que parezcan que no se resuelvan con la oracion. ¡Arrepientanse! Confiesen al sacerdote todos sus pecados.

Hagan una confesion al menos una vez al mes. Asistan y vivan la Misa. Alli Jesus se da en sacrificio de amor por ustedes. Alli esta su Pasion y Resurreccion. El es Dios y es el camino al Padre. Abranle sus corazones. Confien en El. Adoren a Jesus en el Santisimo Sacramento del Altar.

Pidan todos los dias los dones del Espiritu Santo. Lean la Biblia. Lean San Mateo, cap. 6 vers. 24 al 34.

¡Oren, oren, oren! ¡Gracias por responder a mi llamado!...